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domingo, 15 de septiembre de 2013

Sueños y mentiras

El abrazo de despedida
tras una noche movida.


Llegamos a tu casa
a eso de las tres de la mañana
no hacía calor ni frío
pero la cama estaba preparada.


Nos fuimos desnudando con la mirada
le hablé a tu alma, me dijo
que estaba descolocada
que nunca había visto nada
así, tal y como lo dijo
yo cubrí la mía y le susurré
tengo miedo, pequeña
te protegeré, me prometió
hasta que la mañana llegó.


El abrazo de despedida
tras una noche movida.


Tras desvestirnos, fui directo
a tu lado, me moví un poco
y te lanzaste a horcajadas
me cogiste un brazo
me indicaste el camino deseado
y yo pensé, podré hacerla feliz
como nunca antes, y ella me respondió
no te preocupes ahora por eso, te tengo
me tienes y te quiero aquí mismo
señalando sus adentros. Y comenzó
nuestra fiesta privada, a la hora
grabada en una mente enferma,
ansiosa de algo que la libere de
esta presión espantosa.


El abrazo de despedida
tras una noche movida.


Terminado el acto, recogí
mis ropas. Me fui reconstruyendo
a medida que iba procesando
el suceso acaecido. Acababa
de amar a alguien que está vacío.
La podré llenar, musité, en mi mente.
No te preocupes ahora por eso, pequeño
tienes todo el tiempo del mundo
hasta que yo diga que no estamos juntos
para hacerme sonreír mientras haces de tuno
me cantas tus versos y me das besos
en lugares prohibidos, donde no te cohíban
tus instintos pasionales, sé fuerte, ten coraje.




El sueño de mentira

tras una noche de pesadillas.

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