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sábado, 28 de febrero de 2015

Visiones distorsionadas

Una estrella en su esfera me pidió que me metiera. No fue sorpresa el descubrir que un mundo nuevo se abría ante mí. De país en país, fui mudando mi hogar: hoteles de lujo, moteles de una noche, orfanatos  hambrientos, museos incomprendidos. Una de las obras de arte que encumbraban este planeta me dejó perplejo: una mujer que, dependiendo de dónde se posara la vista, parecía huir de su amante o buscarlo con todas sus fuerzas. El efecto óptimo me transportó a las tinieblas del sentimiento, donde me quedé acongojado durante un tiempo.

Tras ver algo de sol y una película visionaria, mis ojos perdieron el norte y ya no sabían a dónde mirar. El desorden estaba a la orden del día, y no existía sinsajo para mí. No lo entendía. No comprendía por qué. Pero él siempre me decía: ¿tanto preguntar? Y yo le respondía que ahí buscaba mi oxígeno, en las preguntas. La respuesta en la pregunta. Las dudas de la respuesta. El ciclo siempre comenzaba de nuevo.

Volví a por mi cuadro preferido de aquel museo perdido, y ya no estaba. ¿Quién lo había quemado? Tanto tiempo invertido... Y yo seguía con mis preguntas, buscando aire. ¿Dónde me dejaron el oxígeno? Hoy todavía veo niebla en tus ojos, la duda apoderada de tu decisión. ¿Y qué hago yo mientras tanto? Simplemente, sigo esperando el golpe definitivo que abra esta burbuja...

viernes, 27 de febrero de 2015

Plantamos una semilla

Complicado, y con lo nuevo
que se avecina, todos muertos
ante tal poesía, menos
no esperaba: arte tan moderno
escapa a la comprensión.
Así te escribo, con mi amor
palpitando de ilusión.

Reto a tu mirar que, sin par,
me embelesa. Salto a nadar
en tus olas sin congelar,
frío gentil, sin doblegar.
Y así recorro el paraíso
hecho con siete versos idos,
sintiendo tus noches en vilo

en mi pecho desdibujadas
a causa del caos que tu magia
en mí provoca. Pido no arda
tu hermosura, la helada,
de sutileza insuperable,
mejor se funda, y nos llamen
fundadores del nuevo arte.

miércoles, 25 de febrero de 2015

La noche y el día

El agobio de estar cuerdo durante las veintinueve horas que posee la noche me tienen exhausto, navegando de lado a lado, con una botella llena de los aromas que desprenden tus estrellas, níveo placer que por mis ojos se cuela cada vez que araño mi portal hacia tu universo. Constante expansión la de tu cuerpo por entre mis venas, recorriendo lunas y astros en espera al beso que los encienda, haciendo click en tu manto de misteriosa oscuridad. Es, en este mísero instante, cuando intento plasmar todos tus viajes, las idas sin pagar y las vueltas que te debo. No sé si ahora es el momento adecuado, pero lo que te escribo es más que cierto. Puede que no te parezca certero, pero ven, tú sabes dónde logro respirar en profundidad, hablemos, si te apetece.

Fría apariencia en contraste con arduo equilibrio, dama de la sensualidad nocturna adornada con motas que guían tu recorrido pasado, ¿podrás soportar que te persiga hasta el fin de los días, o de las noches? ¿Querrás pactar conmigo un trato con armonía donde ambos podamos ser la espiral del tiempo? Protégeme con tu manto calculado, y yo te daré la luz que busques cuando dormites y despiertes, y pienses que estás en otro lado.

martes, 24 de febrero de 2015

Más frío de lo normal

Las farolas de mi calle, últimamente, se dedican a dormir más de lo acostumbrado. Sus pupilas quedan empañadas con los alientos desesperados de las mujeres abandonadas. Aunque el hecho de calificarlas de abandonadas es erróneo, porque, aunque no lo crean, existen mujeres que nunca han estado acompañadas. Es verdad, es respetable la soledad de uno para consigo. La compañía de la propia conciencia. Pero no es este el caso que yo quisiera dilucidar hoy, en esta noche que enarbola más frío de lo normal.

Y es que la ausencia no es madre de ninguna ciencia. Con paciencia, busco sutiles maneras de escapar al pensamiento negro, con tentáculos viscosos y alargados que solo me desean el limbo interior. Y es por esto que escribo, y que soy, y deseo. Que existo y respiro. Saca el café, charlemos.

El frío fuera de lo normal que ha traído esta aciaga noche ha congelado mis dedos, y es por esto que aquí, hoy, ninguna imagen se posa en el alféizar de mis ventanas. Todas unidas por el mismo conducto vacilante. No controlo, caliento y rozan tus venas, sienten la pena y la absorben poco a poco. Déjame quedarme esta noche, tus estrellados sueños serán mi techo, y el vientre de las Bermudas, mi ocio eterno.

lunes, 23 de febrero de 2015

Los Elegidos

Están fuera y, al mismo tiempo, dentro de nuestro mundo. Ellos vuelan y viajan, navegan y surcan todas las tierras imaginables por el ser humano, y siempre están con nosotros en su proceso. La individualidad no les exime de la compañía alejada de su prisión física, si es que la física es lo que tocamos o lo que percibimos con las manos mentales. Sufren y lloran, se alegran y divierten, es un cúmulo de sentimientos que, con frecuencia, dispara contra sus pechos y les hace desangrarse en soledad. No se les puede ignorar ni despreciar, es preciso amar estas almas verdaderas, pues son ellas capaces de crear vanidad espiritual en nuestra presencia y tomar sus alas para concretar pactos de paz, o de guerra, con nuestros enemigos.

Los Elegidos no tienen muchos amigos o enemigos. Con sencillez, son los litros de agua que derrama la sangre de Gaia al llorar por los desaparecidos, y sus trasvases son constantes. Es por esto que son mensajeros, o así los considero yo en lo personal, por experiencia propia. Nunca se les debe tildar de canal. No son un objeto. Son la salvación de nuestras almas. Y sus pocos amigos y enemigos serán los verdugos de nuestras esperanzas. Agarra a uno de ellos y ámalo hasta que tus garras desfallezcan por el reloj espiritual. Ellos te protegerán. Por algo fueron elegidos.

sábado, 21 de febrero de 2015

No temas

No temas si los astros no han de grabar con polvo espacial nuestras huellas. No temas si aquellos que se quemaron bajo la mirada del caballo carbón no te piden ayuda. No temas si las almas despiadadas de los lunes no te buscan con su melancolía y tristeza. No temas, si acaso temes, guerrera fiel al arte de la esgrima con el verso. Sé que no temes, pues estás hecha del material que siempre sueño por las noches, donde me reflejo y desvanezco, comienzo a volar y desfallezco, arriba y abajo.

No temas si te lanzo dos líneas de fuego. Las horas pasan lentas al sol sin remedio, pero yo haré que tu camino tenga la facilidad del niño y su caramelo. Es el azar y el preciosismo la guía sin remedio, un tubo sin vistas al mar, donde soldados sin oxígeno se apoderan de mis entrañas con su mirar.

En este mar nublado, echamos las cenizas de nuestros malos recuerdos, ennegrecidos acaso por la llama alada.

martes, 17 de febrero de 2015

Hace tiempo que te vi...

No sé (d)escribirte
porque no alcanzo palabras suficientes
perdona mi ofensa, si el perdón bastase
para librarme de la condena.

Y es que quiero, aquí,
plasmar tu cuerpo, por fuera
y por dentro:
mil años de creación
dos mil en reposo
para salir a competir con el sol,
estrella que reina los siete hemisferios
de mi corazón.

Manto con el que me proteges,
nos refugiamos unidos, y en la noche,
nuestra más íntima amiga
hacemos la vida, vida, muerte
a la muerte damos, y dando
con la felicidad de nuestras sonrisas
los labios se unen, se separan y huyen

para reencontrarse bajo la brisa,
suave aire que mece tus nubes
llovizna tierna en la carne, donde
brota nuestra esperanza.

Y es que aquí, te quiero,
adoro y amo, sigo con el diccionario
bajo el brazo, buscando versos,
poemas y palabras que expresen mi sentimiento
¡No pueden! Yo seguiré investigando
tanto cómo (d)escribirte
al igual que cómo naciste de la oscura
fría noche
tan bella
que un ángel tocando el arpa no fuese, siquiera
capaz de representar la fuerza que tu aire lleva
cómo pudiste poner un pie en esta vil tierra
que yo te vi, puro carbón azuzado con hielo candente,
en la lejanía…


y en tus historias me perdí, buscando el origen y el ancla perdida, la solución y el enigma, con todo quedé embelesado, y en el giro de todos tus acontecimientos me quedé atascado: es intentar (d)escribirte o, simplemente, unidos, ser felices.

lunes, 16 de febrero de 2015

Dónde está mi yo

Quejidos sin oxígeno con todas tus letras impregnadas
El Aire Quema, agota las posibilidades
y
gota a gota
voy recuperando mis expectativas.

¡Qué injusticia! Te lanzaron rosas, flores varias
y a mí por el abismo de las llamas
Reboté en tu cuerpo y exhausto acabé
sin saber dónde ni por qué

¿Qué pasará si te beso en los labios, en la nuca, en la espalda, donde dices 'nunca'?
¿Qué harás si te arranco el corazón en mitad de la cópula? ¿Dónde te refugiarás?
Ya no tienes nada que hacer. Atrás, atrás. No mires, solo habla. Quiero oírte.
Voz celestial que se alza en el cuadro, mal pintado, demasiado suave.
Comienza la solución a la vida, no es muerte

es ira, ¡qué suerte! al menos sientes
yo cerré las puertas
aquí sigue faltando el oxígeno
y tú sigues sin dar
señales
de vida.

jueves, 12 de febrero de 2015

Figuras imperfectas

En una esquina, cerrada con cartuchos de arma violenta, sin paredes, rota, y roto, observando el vacío. Los tentáculos hambrientos me llaman, y yo me resigno, y las plumas desaparecen, y la cama deja de existir, hoy toca la muerte (al fin).

Pero allá no existe la nada, y todo es transparente. Solo hay algo. Lo que buscaba. Deseé dejar de serlo, para poder rozarme. Y ahora, aquí estoy. Con el tiempo a mis espaldas, danzan ellos libres, sin pensamiento ni preocupación. Por fin, he recorrido el círculo de mi estancia. En una esquina. Cuadracircular.

Todo medido para terminar. El comienzo no lo vimos, pero nos ahogaremos en el final. Yo y solo yo, que ya son dos, claro, porque los demás se fueron. Sí, el resto desapareció. Hace mucho tiempo.

En una esquina busqué respuestas, preguntas inteligentes y clases abiertas. Demasiado odio recorría las venas. Pero no se fueron, se quedaron, se limpiaron, como yo, en esta esquina. Un triángulo de desidia, de abandono y de soledad perpetua. Con transparencia llegué, las luces me enfocaron, y ahora me iré, fui ya destronado.

Por eso vine aquí, un rato. Me gustan las luces apagadas que alumbran la ciudad que siempre imaginé. El sol pálido por tu belleza y yo de rodillas ante tal magnitud corpórea. Supongo que me daré al veneno enrojecido por tus mejillas.