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domingo, 27 de abril de 2014

Nuestro sino

Los números y el ritmo
no marcan el compás de mi carcasa;
la que lleno de besos
que me regalas, a ellos me aferro.

No morí: y es que vivo
por culpa de tu existencia, por ti.
No sé escribirte bien
no alcanzo tu nivel: tú y tu brisa

refrescando mi sien.
Y el sino, lo siento, quiero contigo:
Solo nuestra unión
en este huracán que nos llevará

a la felicidad.
Cabalguemos hacia el mar
el viaje no será tan largo
y nuestro carruaje no se hace
más de rogar, cógelo ya, agárralo...

Cuenta. Que hace meses
no éramos tanto, no había algo.
Y ahora, ¿qué pasa?
Sonreímos con ojos muy bien coloreados.

¿Qué rimo? Nos buscamos
Los ojos bien agazapados tras
los cristales celestes.
Gélido viento que amaina ahí afuera

mientras ardo en llamas
te paso un poco de esto y de aquello
te prendo con mi fuego

y la explosión pintó al mundo entero.

viernes, 25 de abril de 2014

Despierto (soneto roto)

Subiendo, buscando
la curva de mis alegrías
teniendo dudas sobre si te encontraría
hoy, mi vida, tengo la certeza de tu existencia.

Con una leve brisa
navegas a través de los asientos
alejada a mis manos, apuntada
con mis ojos, rifle sin miedo.

Y en el centro, tu viento.
Ese remolino que fuiste sembrando
lleno de emociones, agitando este cóctel.

Tras tu patinaje, me levanto y aplaudo.
                      Bajo
                                 las
                                         escaleras,
                                                   busco tu abrazo, tus besos
tus labios...


                                                                                               Y despierto.

jueves, 24 de abril de 2014

Cualquier día nublado

Siento que estás a mi vera
cuidando de mí de veras
con la certeza y la verdad
de mi sentir te miro
y hallo en ti el olvido

de mi tristeza postrera
con tus manos, ya no recuerdo
las lágrimas que diluviaban
en mis mejillas,
en mi espalda
ahora descansas tras noches
largas. Y cómo
te quiero, tú bien
no lo sabes.
Bebo
y respiro
tus despertares.



Te amo sin motivo
aparente, pero parece
que eres tú la indicada
para cuidarme.

Y qué alegría
verte todos los días
con los ojos cerrados
respirando, suave y fina:
y la piel de gallina.

¿Cuál es la apariencia
de un alma amante y querida?
Dibújame tú, fotógrafa
de cielos retorcidos
con el viento soplándole
al olvido de la sonrisa
llévame tú en tu falda
huracanada hacia el horizonte

que contenga las nubes más azuladas.

martes, 22 de abril de 2014

Días románticos lluviosos

Habrá que nadar
si no puedo respirar.

La ínfima desesperación
del agua evaporada
se funde con la
nube que llora
desganada.

Redacto mis amores
más sentidos que
usé para verte,
no solo fueron cinco
esto es todo lo prometido
ahora vuelvo a caer
déjame, déjame...

Y es que yo solo
sé volver a mí mismo
tú eras inalcanzable
y ahora solo soy contigo
puede que no sea Fito,
pero no tengo ni un pelo perdido.





Solo te miro y ya duermo
paso mi brazo buscando tu
cuerpo, y creo, y profeso
de nuevo: me doy consejos; “ámala
cada día como si fuera nuevo”.

Soy profesor de mis pensamientos
y esto lo escribo siendo no muy viejo
qué importa, cielo, si volar podemos
con tu mano enlazada y el lazo
de mi corazón

desenredado en tu cama.

domingo, 20 de abril de 2014

Siempre no, siempre no

No sé. No sé enamorarme de ti.
Aunque el cielo estuviese a mi favor
y escuchara, y rezara por los dos
no vería la vida que perdí.

No sé. No sé reír, solo sentir
que, a pesar de todo, soy del montón
que nunca más veré la luz del sol
por las lágrimas que te derretí.

No puedo cambiar figura ni estado
no quiero fingir que soy el elegido
no creo que Fortuna sea tanto.

Me regaló un no demasiado extraño
por eso lo quise como ella quiso

la amé por encima de los hados.

Sexo

Es divertido que tenga que ser ella la que siempre cierre los ojos y yo el que busque su aliento infinito. Los párpados temblando por el vaho acalorado que expulsa su espalda. Las grietas bien recompuestas y cerradas por la tirita de un amor cuidado. Sus manos buscando los hombros del hombre que la hace llorar con un orgasmo celestial. Las puertas del monte abiertas de par en par. Una invitación privada a una fiesta organizada por sus ansias de celebrarla. Qué grato. Qué placer, ¿no crees? Ahora tiene hasta fe, y me deja que la lleve por el campo que un día yo mismo anduve. Los dos vamos de la mano, unidos por una conexión nada esotérica, ni siquiera espiritual, es física, penetrante, es prácticamente mortal. Y recién llegamos a una cama desordenada, donde quedan nuestros pensamientos esparcidos, como la ropa, demasiado usada, y desnudos yacemos bajo la hermética luz que nos traerá el futuro apocalíptico.

Mi amor

Escondido en la sombra
oculto en tinta
navegando, observando
la muerte, pura.

El castillo se cae
mis esperanzas
se desvanecen poco
a poco, sin más.

Y el último suspiro sigue en pie,
el agua cerca del cuello. Y la vida
a punto de agotarse para siempre.

Mi amor, no tengo nada más que darte.
Se agotaron mi vida y la esperanza

esperando un beso que me diese aire.

No sé qué fue peor...

Son las siete de la mañana.
Las cadenas ya se han oxidado
y el suspiro se ha olvidado entre
las ramas de los árboles marchitados.

Ella me dijo que siempre
estaría a mi lado.
Y ya se ha ido.
Yo ya lo sabía
pero no quise aceptarlo.

Mi inspiración navega
por mares
sin sentido
sin rumbo fijo
y mis rimas quedan
flotando sin destino.

Como el corazón,
tendido al sol
derretido.

El fuego se relaja
acostado en tu espalda
veo a mis manos perderse
entre tus besos de arena
con una chispa ardiente
que escuece mi herida.

Qué pena perderse
esta orgía de muerte.
Estás hecha y derecha
y yo sigo siniestro
oscuro y escondido.

Ya no me verán
nunca más
o tal vez miento de nuevo.
No sé, la verdad.

Pero, qué es la verdad
si cuando no estás
mis piernas se evaporan
y su sangre se congela
porque busca tu aurora.

Déjala sola, está mejor sin ti
por esto me perdí, morí
no tengo tumba
la sepultura de mi alma
caerá en saco roto
vacía se halla la gota
que pende sobre tu pestaña.
Y es que

decidí perderme
para no encontrarte
y, al final, acabé
encontrándome.


No sé qué fue peor...

Y qué más da...

No sé qué hago despierto
sin tu brisa en mi regazo.
Las noches de Enero
dejaron de ser frías
gracias a tu descaro.

He perdido la fe
en mí mismo
soy el autorretrato
de un abismo.

Qué ilícito
ser ilegal
y que la melancolía
se apodere del escenario.

Bailo con las plumas caídas
el espadón, de luto
y los ojos buscando tu
mano de santo
esa que me ha acompañado.

Títere de un maestro
abismal, con un cetro
entre sus dedos
me señala, me juzga.
El castigo está crucificado
tengo la sensación de estar huyendo.

Los pájaros han volado.
Ellos han escapado.
Mi alma y yo seguimos atrapados.
Y qué más da.

¿Es un camino?

¿Es un camino?

Me pregunto

mientras la nieve me asola
y la soledad asoma a mi ventana
preguntando por mi espada
le conté, cabizbajo, que está
enterrada, no por el frío, sino
por ser arma, alma que destripo
sin sentido. Por eso estoy solo
y hundido.

¿Es un camino?

Lo intento

descubrir mientras oteo el horizonte
pero el monte restringe mi visión
no hay armonía, no hay color, solo
un gris zafio se encarga de pintar
mis escenarios, ¿dejo de andar?
Y de respirar, si así procedo.

¿Es un camino?

Lo encuentro

un poco hundido, incluso etéreo
ya no creo, ni en él, ni en mí mismo
no encuentro esperanza, un hilo de luz
que alcance a hundir las cuencas
de los ríos oscurecidos por mi tristeza perenne
tumbado en arena putrefacta, espero la muerte.

Es un camino.


Qué remedio.

sábado, 12 de abril de 2014

Hoy, hoy, hoy. No hay mañana.

Hoy, no importan las palabras.
No importan los gritos, no importan
los poemas ni las descripciones
no importa la tinta blanca y derretida
el mármol sólido tras el amanecer,
la oscuridad brutal en la que me sumerjo
nada de esto queda patente
en un mar lleno de teclas equívocas.

Hoy, no importa mi existencia.
¿Existo? ¡Eso comentan!
Pero yo no les creo. Ya no creo.
No tengo pintura. No tengo pinceles.
No tengo preguntas porque quemé
todas las respuestas en mi mente.

Hoy, me quieren calificar de poeta.
Y les escupo. No me llamen. No
me etiqueten. No soy nada. ¿No lo ven?
La transparencia de un papel al vuelo
fijado por sus aspiraciones y congelado
por sus deseos de morir al lado de su madre.

Aquí, ha llegado el invierno
de todas vuestras primaveras.
Estoy temblando y puedo afirmar
en voz susurrada
que no quiero saber nada.
Porque no sé todo.

Hoy, dejé de importar.
Porque he muerto.
Por dentro.
Hasta el fondo.

Y ni una gota ha quedado.

. y final

Nunca el suicido había estado tan cerca.
El punto y final se revela.
Cada frase es independiente del misterio.
La contraseña es incorrecta.

La luz escasea.
No hay luciérnagas.
El combustible salió ardiendo.
La batería se agotó.

El botón del on se estropeó.
Soy el último superviviente.
El pensamiento navega libre.
La mente ya no siente.

Mi barco ya ha llegado.
Se me ha desordenado la ropa.
Tengo arrugas en mi frente.
El viento sopla demasiado.

Ya me di cuenta de todo.
Nunca supe cuidarte.
Elegí marcharme, lo sé.
Espero que puedas mejorarte.

Nunca el vacío había estado tan lleno.
Ahora todo guarda sentido.
Es por esto que me he ido.

Nunca supe poner el punto y final...

jueves, 10 de abril de 2014

Te quiero.

Ella se va a ir.
Se va. Se marcha.
Y yo me marchito.
Solo un poquito.
Como el acento perdido.

Y que las alarmas
no suenen, el signo
no se asiente
sobre tu divino cabello:
no es esto un llanto
sino un suspiro.

Un respiro de aire
purificado por tu presencia
a mi alrededor.

No me sueltes, porque
a pesar de toda esta respiración
desfallezco cuando la brisa
que sigue a tu cuerpo
se desvanece en mis ojos.

Y qué hipnotizado me hallo
mientras subes las escaleras
y desapareces detrás de un calendario
donde voy tachando los días que van pasando
y me huelgo diciendo: “uno más, uno menos.”

Déjame escribirte hasta que anochezca
aunque el sol no desaparezca
¿Sabes por qué? La luz de tu existencia
me alumbra día a día, en el rincón
más oscuro que busque, ahí estarás tú,
mi guía, si me permites, mi niña.

Ángel que has venido a descansar a mis brazos,
dejo que tus alas se desplieguen ante mi presencia
no adelanté este acontecimiento, no lo vi,
y, sin embargo, no hay otra manera de la que
pueda ser
más
feliz.


Te quiero.

martes, 1 de abril de 2014

Y qué más da

No conté
mis desvaríos
una vez robé con el extremo
de un puñal, quiero decir,
a mano armada,
y salí andando de la manada.

Paseando con el botín
encontré un poema en blanco
lo endulcé con tu mirada
y, coño, me puse hasta malo.

No te lo quise contar
para que no te preocupases
no fui duro de roer
pero sí lo soy de querer.

¡Joder! Y qué más da
si las estrellas esnifan luces apagadas
si cuando yo pago por tu alma alada
el tícket no me va, no me va.

No conté
mis locuras
porque son normales como ninguna
diseñé pinceles de agua
que respiran debajo de la tierra.

Y con mis pelotas jugué al fútbol,
construí un terremoto,
derribé las torres románticas.
Esto congeló la suerte de la ignorancia.

¡Joder! Y qué más me da
si tus lamentos no me llegan
si, con el tiempo, regresarás
y te mandaré a contar estrellas.

El eco que atrapé

Quemaré, del todo, la superficie congelada
a ver cómo exhalas el vapor derretido.
Fácil con esta pasión acorralada
que prende, esparce y revienta con magia.

Las grietas se van convirtiendo en agua
y te veo en todo tu esplendor.
No sé si es lo que quieres,
pero pretendo que uno seamos los dos.

Quiero que sepas que puedes hacerlo,
exteriorizar, subir a lomos de la victoria,
con pensamiento de fuego y respuesta precisa.

Dejaré la calma en tu alma por cuidado,
algo que te indique que sigues estando a mi lado,
yo ya fui curtido en este campo, el hielo ¿estará?, así que siéntate.


No eres tonta. Has escrito como un volcán azul.