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jueves, 24 de abril de 2014

Cualquier día nublado

Siento que estás a mi vera
cuidando de mí de veras
con la certeza y la verdad
de mi sentir te miro
y hallo en ti el olvido

de mi tristeza postrera
con tus manos, ya no recuerdo
las lágrimas que diluviaban
en mis mejillas,
en mi espalda
ahora descansas tras noches
largas. Y cómo
te quiero, tú bien
no lo sabes.
Bebo
y respiro
tus despertares.



Te amo sin motivo
aparente, pero parece
que eres tú la indicada
para cuidarme.

Y qué alegría
verte todos los días
con los ojos cerrados
respirando, suave y fina:
y la piel de gallina.

¿Cuál es la apariencia
de un alma amante y querida?
Dibújame tú, fotógrafa
de cielos retorcidos
con el viento soplándole
al olvido de la sonrisa
llévame tú en tu falda
huracanada hacia el horizonte

que contenga las nubes más azuladas.

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