Banner

sábado, 12 de diciembre de 2015

La nada, lo vacuo

Me esperaba estos resultados. Tras miles de años caminando envuelto en distintas ramas, raíces, formas, gotas; después de tantos avances, hemos vuelto al principio. No me ha quedado nada a lo que agarrarme incluso habiéndome rodeado de todo lo que siempre he anhelado. El frío, no ya el natural, que puede ser positivo, sino aquel que se cierne sobre las almas y erosiona el calor poco a poco, ese es el que me habla y escribe todo esto. Han desaparecido tantas cosas que he llegado a la conclusión de que ninguna fue real. Todas, absolutamente todas, se crearon gracias a las ilusiones que, desde pequeño, inocularon en mi sistema.
Soy un sistema dentro de otro, y así continúa la cadena sin proporciones, no delimitada para el ojo vago. Bajo, oculto, desapercibido; así es mi perfil, difuminada la silueta, porque la goma de borrar ha hecho su efecto en mí como pretende en todos, poco a poco. Yo, siendo propiamente un sistema, me descompongo: las piezas se desencajan porque ellas solitas se han percatado de que algo no va bien. Las chispas no paran de nacer y morir, fulgurantes, como la historia. El proceso se repite una y otra vez, y no hay nada más que añadir al mismo para describirlo. Todo está escrito. Ahora ya me toca descansar.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Conversaciones interiores

—Creo que lo voy a dejar.
—¿A qué te refieres?
—Ya sabes. Le he estado dando vueltas. No creo que mi sitio esté aquí.
—¿Pero qué cosas dices? Has bebido demasiado. A ver, acércate, déjame olerte el aliento.
—No, no. Lo he estado reflexionando. He buscado motivos de peso, alguna razón que argumentar ante mí mismo para convencerme de que esto es lo mejor; quiero decir, que debería seguir haciéndolo porque me desatasca la nariz y me permite respirar mejor. Todo en lo que creía hasta hace bien poco se ha desmoronado.
—¿Y qué es lo que ha ocurrido exactamente para que todo se caiga? Sigo algo anonadado.
—Probablemente me dejaron demasiado tiempo para pensar.