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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Autoía

No pasa nada si nos sentimos solos. El ahogo está dentro de cada uno. Déjalo estar, nosotros sabemos manejarlo aunque no lo queramos tocar. Debemos mantenernos firmes con el paso de los besos, de las caricias y del sexo. Esperando, y buscando, la llegada de la sonrisa que ilumine nuestra habitación. ¿Y qué pasa si vuelves a errar? Más ojo clínico para visualizar la perfección necesaria.


No te preocupes si se va. No pienses en si volverá. En si volverá si se va. En si se va. Disfruta. Disfrútale. Disfrútala. No hay otro como él. Ni como ella. ¿Por qué dramatizar? No estamos en una gran función.


Venga, levanta esa cabeza. ¿Qué haces? ¿Piensas en él? ¿En ella? Puedes hacer mejores cosas. Ten en cuenta que estás aquí. Y no estás allí, lejos, en camposanto. Levanta, coge tus sentimientos negativos y empléalos en algo productivo. ¿Escribes? ¿Dibujas? ¿Pintas? ¿Compones música? Cualquier cosa. Necesitas darle una salida. Hazlo ahora.


¿Por qué después? Luego vendrá tu felicidad. Pero antes tienes que escalar. ¿Estaré ahí para ayudarte? Yo no me borro. Soy las palabras que no buscabas. No esperabas encontrarnos a todas aquí. Así. Pero estamos. No nos vamos. Míranos siempre que quieras. Léenos en voz mental.





Sonríe.

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