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domingo, 20 de octubre de 2013

Límite

Hola a todos y a todas
en especial a vosotras,
personas, ¿os sentís? Os llamo
a todas aquí y ahora, quiero hacer
un llamado especial en esta pequeña hoja
tengo que decir un par de cosas.

Loco. Así me siento cuando miro
algunos ojos, unos negros y otros rojos,
de vez en cuando mieles y otras veces verdes
rara vez grises, todos me tienen loco.
No te acerques, mocoso, soy un peligro,
estoy desvariando y el espectáculo ha dado
comienzo, he perdido todos los nervios,
no eran pocos, y ahora relato novelas para cortos
e intensos, mis lectores tienen que ser ingenuos
siguen buscando la felicidad en algunos versos
cuando yo la reniego: “aquí no entras, ni tú
ni tus vasallos, deja a esperanza y a ilusión
fuera del carro, lo siento, sé que soy malo”
Tiendo a resolver esquemas de la manera
más personal, entiendo que mis formas no sean
las más adecuadas, pero déjame, nena, solo
en soledad quiero perecer antes de que así me encuentres,
recostado en un sofá con dos lápices nuevos
una cerveza entera y una libreta ya vieja
y no por su uso, más bien por su tumulto
el causado por el pasar del tiempo ante mi muro.

Cuál es el límite, la línea que tengo que cruzar
para ver, por fin, que todo esto no ha hecho más
que empezar.

Paranoico. Así pienso cuando trato
de ustedes, me agarro a clavos ardiendo,
me enfrío y ellos siguen quemando mis tedios,
a pesar de todo sigo aburrido, ¿qué pena me espera
en el cielo? Dios no me tiene preparado un buen
recibimiento, controversia en mi cabeza cuando
os veo a todos andar de la mano, es mi lógica,
mi caos es un orden de avispa, negra y amarilla.
Lo que tengo claro es que la rima es asesina,
se encarga de mis líneas a las mil maravillas
por eso intento evitarla, pero mira, no se quita
de en medio, la dejo viva para que, niña,
tus lágrimas puedas encadenar mientras estés lista
y atenta: me tengo que ir y no volvería
aunque me diesen el diccionario entero en mi cabecita
¿la he forzado? Al menos es lo único que violaría
no soy de esos, yo quiero sólo tu amor eterno, pincha,
ya no duele, ya no siento, lo que me interesa está en la lejanía
y prefiero andar despacio a tropezarme, me gusta girar
poco, por eso aquí doy todas las vueltas que puedo
tengo la sensación de que estoy loco, me encojo,
no me controlo, ahora cojan estos versos y repítanlos:

Cuál es el límite, la línea que tengo que cruzar
para ver, por fin, que todo esto no ha hecho más
que empezar.

Sin sentido. Así os leo, así os veo.
Soy así de amable, y no lo siento.
No un ápice. Para nada, amigos.
Interpreten todas mis letras
por separado, tal vez encuentren
raíces inventadas para los
investigadores, inviertan su tiempo
en mi investigación, no encontrarán
respuestas invertidas, simplemente

serán jeroglíficos en vida.

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