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miércoles, 23 de octubre de 2013

Las olas del mar

Y mientras por el agua
íbamos, navegando suavemente,
las miradas indiscretas nos buscaban,
queriendo encontrar la lujuria sumergida.

Que a una esquina del mar, niña,
nos mudamos, para quedarnos allí
todo el rato, hasta que la marea subiese
y nos fuéramos.

Pequeña, yo ahora recuerdo toda la gloria
que pasó por mis dedos. Ahora están solos,
pero antes, ¿recuerdas? Antes eran tuyos.

Duermo, y veo estrellas alzando la cabeza,
y ellos en tu mano sonríen, porque del frío
les cubriste.

Y en la esquina del mar, pequeña,
descubrí varios secretos
que llevabas a cuestas. Sin embargo,
tú ya no quisiste más, ya no
me quisiste más.

Investigué y un suspiro se escapó.
Mi boca era el navegante en un barco perdido
buscando buen puerto.

Llegaron primero los faros a la cueva
donde revestía lujo el infierno.

Tras la vuelta a nuestra casa marítima, cielo,
nos quitamos la sal del cuerpo.

Terminaron allí mi corazón y tus huesos
exhaustos, porque el viaje no fue largo,
mas fue cansado por intenso.

Y todos estos recuerdos se me agolpan
mientras leo. ¿Qué tiene que ver? Me pregunto,
yo mismo lo veo: echo de menos.


Y no me arrepiento.

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