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martes, 1 de octubre de 2013

Delirios

Me pides ayuda,
me haces una llamada
le gritas al cielo “Manu,
mucho ha pasado, pero ahora
que estás disponible, por favor
sácame de esta”
Me quedo anonadado, me siento
extraño, ya hacía muchos años
que no hablábamos, y aún
te acuerdas de mi nombre, qué
alucinado, estaré alucinando
me pregunté, al segundo lo rechacé
y me puse a ello; abrí mi cuaderno
donde guardaba los viejos versos
que te ponían de lado a lado,
de vuelta y media, te los hice leer
en voz clara y alta, y sentiste que
las lágrimas de tu alma no podías
contener, que debías lanzarte a mis brazos
y llorar a más no poder.












Que no estar disponible
no es algo que esté en mi agenda
sobre todo cuando hablamos de recuerdos tristes
donde la pena se va cuando la escribes.
Que no entiendes, pequeña
que tu alegría es mi gozo
que el pozo de la sabiduría no tiene fondo
y ahí estoy yo, cayendo, reposo
en mi pensamiento, y digo
“¿Qué se le pasa por la cabeza
a esta chica, si de verdad piensa
que la odio más que la quise en vida?”
Luego llego a la conclusión de que
el tiempo no está perdido; pero que nadie
lo sabe valorar como hago yo
así que, tras esto, termino
me despido con un abrazo

y un hasta que nos veamos.

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