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sábado, 10 de agosto de 2013

Sueños son

Y que en mis sueños sea todo
totalmente distinto...


Conocí a una mujer de unos
veinticinco años.
Rubia y delgada, esbelta
imponía su belleza
de forma discreta.
No tiene sentido, trabajaba
con mi madre en horarios
de pena; y seguía al pie del cañón
letra por letra.
La fui conociendo y se fue
enamorando.
No tenía sentido, estaría soñando.
De repente, se volvió morena
con el azabache recorriendo sus cabellos
unos labios gruesos y una personalidad
atronadora.
Acabé escuchando sus gemidos
pero no tuvimos pasión total
ella estaba débil
incluso al otro lado del bar...


Cinco de la mañana. Debo
descansar.


Aparezco a tu lado, es como la realidad
sin embargo, nuestros viajes
son muy dispares a los de verdad.
Vamos a donde solía estudiar
no sé a qué, tal vez
a verlos a todos, incluso a los demás
con los que no cruzo palabra.
E íbamos a irnos, lo juro
pero nos la cruzamos, mientras
tú y yo íbamos juntos.
Y tú hiciste algo extraño
te paraste justo detrás de ella
y la miraste al soslayo
hablaba, mientras tú y yo
íbamos de la mano.
Llegamos a un cine
creo que íbamos disfrazados
mi amigo y yo.
Todo para ir detrás tuya
lo cual viste en poco
tiempo.
Le diste una buena tunda a mi amigo
disfrazado. Sin embargo, a mí me miraste con curiosa
gana de verme a tu lado.
No entiendo nada, ahora eres tú la apaleada
sales con un pequeño moratón en la cara
es jueves. Estábamos en un cine.
Me susurras al oído: “mañana te daré
caricias especiales...” Iba a ser viernes
el viernes es el día clave.
¿Dónde quedó tu otra persona?
Me pregunté por dentro
para no obtener respuesta
que me hiciera fuego en mi interior


El viernes llegó al sueño.
Pero no tuvimos nada.
Solo un par de caladas

de nuestros problemas del alma.

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