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jueves, 15 de agosto de 2013

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Como no puedo darte un beso
voy a escribirte un par de versos
que puedan animarte, que te suban el ego
y te lleven hasta el cielo donde allí resides
impune ante todo acto de rebelión
el helio escala las nubes que tapan
la visión de una condecoración
merecida por todas las batallas perdidas,
las ganadas, las heridas recibidas
por tanto andar descalza sobre la carretera
fría y gris, dejando la humildad de lado
y ganándote, poco a poco, un hueco
justo puerta con puerta, justo y merecido.


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Tienes la fe y la certeza
de que todo saldrá bien
y aunque no lo parezca
la verdad no espera
es tela marinera la que te queda.
Sientes al edificio, lo riegas
todas las mañanas para que su alma
no quede abyecta, la purificas
con tus ojos bajo tierra,
buscando el frío que ansías
tener en tus brazos cuando crezca,
aunque creas que es dañino
aunque sepas que no tienes rebeca.


*******
Hueles el miedo en tus presas
y juegas con ellas
sin temor a que desaparezcan
porque sabes a la perfección
que te pertenecen, que son tuyas,
que tus palabras son su salvación
tus gestos, su disfrute
tu existencia, su aliento para su existencia
Piensas en la sombra
que te rodea día y noche
que te sigue a todas partes protegiéndote
de lo que consideras maligno
el señor sigue saludando
con la espalda boca abajo
y todos tenemos la seguridad
de que vas a crecer
aunque sea por la impunidad
de saber que todo el mal que nos has hecho sufrir
y ver
no fue más que un juego de niños
que nadie supo apreciar, que nunca aprendimos la lección
¿Te divertiste? Me alegro
yo sigo observando desde mi asiento
cómo todos tus pretendientes mueren
por hacerte un agujero en el entrecejo
de tu pequeño gesto, donde puedan
escarbar algo de vida, algo de
esperanza, un perdón que nunca llega,
una disculpa que no existe en realidad
porque no te arrepientes de nada
y eso es algo que envidio de forma sana.
Te confunden con todo lo que niegas ser
por eso dices que no te conocen
y que nunca lo harán.

- _ - - - - - ^ - !


Da igual que pase un huracán
que el volcán explote en mitad
de mi cara, yo tengo una cosa
muy clara; mi aprecio por el dolor
que provocan las reinas
no es algo de lo que me arrepienta.
Sigan, pequeñas, avispadas,
mordaces, sarcásticas,
frías y distantes, cariñosas
aleteando por su río
todos nos encontraremos
en el mismo mar
y ya no habrá frío
no habrá soledad
no habrá esa incertidumbre
de que nunca nos vimos.

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