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domingo, 18 de agosto de 2013

¿Qué pasa con el señor Amor?

Voy a dibujarte así por encima
tienes miedo al amor que te acecha
la otra esquina está desprotegida
por eso la esquivas, la evitas
a toda costa, aunque el coste sea alto
todo sea por no volver a querer
ya que lo identificas con sufrir
todo va a acabar, no te preocupes más
haré que disfrutes del amar
aunque tengas el corazón roto
aunque pienses que amar lleva al mal
de la mente, mentalmente puedes acabar fatal
y eso es verdad, no te lo voy a negar
pero yo quiero que olvides eso ya
no es por mí, es por ti, sé que estarás mejor
cuando sepas que el amor no es algo malo
quítate la cabeza un momento, vamos a investigar
aquí hay demasiado hielo, está frío, desde luego.


Mírame, eres preciosa, vaya ojos me llevas
debes mirar el interior de mi alma
como una cristalera, toda transparente
un poco opaca por los bordes, pero sin problemas
para tu pródiga mirada, deja de balancearte
puedes hacerme caer, estoy en el borde
de un precipicio sin fin y no tengo a nadie
que me agarre, me sujete y me salve
del amar por siempre algo que nadie puede ver,
porque ellos no comprenden lo que yo veo
en tus caderas, tan sinceras, tan complejas,
sencillas a su vez mientras me hipnotizan,
me dejo llevar por los finos labios llenos
de ceniza; pertenecen a todos los caídos en el intento
de llevarte consigo a la tumba del amor permitido
cógeme de la mano, y ahora, si puedes, arrástrame
hacia tu mundo, aquel donde la paz reina
porque no hay reina vigente, las cabezas no piensan
los corazones no tienen unas piernas tiernas,
no como tú, donde tus andares son un peligro
para mi alta tensión, me sometes a una gran presión
no sé si podré aguantar la tentación
puedes ser esquiva pero yo soy testarudo
cuando quiero algo lo busco
de forma un poco pasiva, es cierto
pero eso no significa que reniegue de lo que creo
que necesito; simplemente es el miedo
no quiero caerme al vacío, y tú no eres
el mejor seguro de vida que he visto,
pero eres tan peligrosa que atraes
hasta a las hadas de tierras lejanas
vienen a comprobar si de verdad
puedes sacarte de la espalda
todas esas artimañas
como si fuesen espadas afiladas
preparadas para la caza
porque no es una batalla
ya que nadie opone defensa alguna
estás en peligro de extinción
y yo necesito ser tu última tentación
el juguete con el que te mueres
de ganas de limar y de arruinar
hasta que su interior queda vacío,
ya no hay lana ni algodón
solo lo puedes rellenar tú de algo
que nadie más tiene en este mundo
love.


Me gusta engañarme a mí mismo
quiero decir, tengo imaginación suficiente
como para verme junto a ti
en un río
en una playa, tumbados
sobre la hamaca que nos salva
de la arena tumultuosa
donde habitan los seres mortales
que nos apartan el uno del otro
y todo por la envidia insana
que recorre sus pequeñas venas,
venas microscópicas a la mirada humana
pero yo los veo, me fijo en ellos,
tengo el detalle de no pisarles el vello
no les quiero hacer daño, pero se buscan la pelea,
yo la evito, salto obstáculos para postrarme a tus pies
y mira mis cicatrices, son por ti, reina,
y mira mi vacío, tú te lo llevaste todo, pequeña
y mira mi gesto, tú lo arrugaste, blancura...


Blancura que ilumina mi camino
lo torna oscuro a veces.
No veo ya la corona, y mi reina
va y viene con el viento,
le susurra esperanza, le cuenta historias viejas
de amores con éxito con un buen trecho
entre el amante y el amor; dice que es un hecho.
Yo le di la vuelta y lo disfruté al revés;
la pequeña se llevó lo poco que llevaba
encima, y ahora tengo que reconstruirlo
bien solo, bien acompañado de estos versos
que no curan rimas, pero encadenan corazones
a la hoja de papel que tengo encima
le cuento mis penas y le dibujo sonrisas
son ajenas a la mía, pero me hacían feliz

con solo verlas de frente o de perfil.

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