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miércoles, 21 de agosto de 2013

Preguntas

Traigo mariposas congeladas
en el tarro que te compré
aquella noche helada
temblaban ellas, temerosas
de no ser reconocidas
por un alma tan agradecida
tanto les diste como a mí
me robaste.


Aún hay árboles que
se giran con el viento
y despechados opinan
sobre lo pasado
el presente no les hace gracia
es algo voluble y pasto
de las llamas más persistentes
no pueden arriesgarse a perderse.


Siguen las rocas esperando
la llegada del futuro, de pie,
estoicas, indestructibles, pero pasivas,
añoran el dolor del mar frotando
su espalda con jabón sabor mermelada.


¿Qué besos me quedan por robar?
¿Qué labios me quedan por sellar?
¿Qué versos me quedan por plasmar?
¿Qué retos me quedan por afrontar?
¿Qué lógica me queda por desfigurar?
¿Qué ciencia me queda por odiar?
¿Qué poema me queda por retratar?


Termino de escribirte una carta
que no volverás a besar
con aquellos labios tan congelados
que solías sostener... no tenían lógica
ya lo sé, pero la ciencia no quería explicar
qué pasaba con aquello, era un reto para ellos,
yo les dije que no habían conocido versos perfectos,
y me respondieron que los poemas son innecesarios.


Quemé, ardí, congelé, derretí
asalté, reventé, maté y reviví
destruí, arranqué, tiré y miré
se cruzaron palabras sin sentido
versos incompletos, sin consistencia
los cogí poco a poco, con cariño
y fui ayudándolos, buscaban a su dueña
todos formaban parte de un corazón de piedra
yo les dije que les ayudaría a encenderla
me miraron raro, empezaron a reírse

y se marcharon. Luna llena.

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