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miércoles, 26 de marzo de 2014

No me llamen poeta

Han reinventado el daño de las purgas
con el agua sagrada invisible
han tapado los ojos, no los mire,
que el fuego daña, y eso, dura.

Adquirieron el verso con soltura
aquellos que cabalgan y se ríen
tristeza que me entra incomprensible
al verles ir, esta queda profunda.

No me llamen poeta, yo suplico.
Que no entiendo de besos ni esperas
ni siquiera sé contar estos versos.

El río suena y yo me humillo.
So pena de muerte, no te nos mueras;
quedé arriba. Lo verás con tiempo.


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