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lunes, 31 de marzo de 2014

Huracán petrolífero

Tengo una confesión.
Y es que ya no escribo,
no siento el ritmo
no hay transición.

Me fui. Me he ido lejos
me ves día a día
pero es el simple reflejo
de mis memorias perdidas.

No volveré. Está oscuro
y las aves preguntan por mí
juro por Dios que estoy seguro:
Dijo su corazón derretí.

Él es la guía de mi alma
fabricada allí en oriente
es por eso que no dispara
ya ni puedo pensar con mi mente

compré otra de metal
hace hueco si la golpeas
es extraño, de veras,
no hay verdad en mis penas.

Tengo otra confesión
y es que sigo escribiendo
por compasión hacia mi persona
que sigue de pie por la inercia
del cambio de hora.

Es ahora cuando vuelvo
si es que me fui
mantengo mis secretos
bajo una llave de marfil.

Mi existencia perdió su sentido
doy vueltas a una rotonda
escribo versos con congoja
y a todas las dejé cojas.

Se dio la casualidad
de que mi ida se cruzó
con tu vuelta
por eso ahora volamos juntos
al son de tus vientos
y de mi tinta negra.

Sopla fuerte
que el petróleo llegue
a toda esta gente

que nos lee.

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