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sábado, 8 de febrero de 2014

Todo lo bueno se acaba

Dedicada al abandono
experta de la velocidad
en sociedad no está contenta
prefiere ser mordida a tener
una sonrisa de oreja a oreja.

La hallaron bebida en el bar
de la esquina donde querían
hacerle competencia
pero no sabían.

Me contaron que sus ojos
expulsaban dragones de metal
y que su sonrisa podía derretir
hasta el más recio cristal.

Con su mirada me ponía
boca arriba y el aire me quitaba.
Por eso, al despertar,
tenía sus labios en mi mejilla.

Con el freno echado y las ganas
volando alto. Con los besos
de madrugada y un arañón
que no era para tanto.

Con todo esto, ella me quería,
y yo me la bebía
con lentitud.

Porque todo lo bueno se acaba,
todo lo bueno se acaba,

incluso tú.

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