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sábado, 22 de febrero de 2014

Puedes llegar a creer

Puedes llegar a creer
que escribo con tu nombre,
con los besos que te di
en las montañas de Oriente
con todos ellos en mi mente
te pienso, te escribo;
es inherente.

Pero te puedes llegar a engañar
si, cuando lees todas mis letras
nunca llegas a pensar: “¿qué [le] pasa?”

Puedes llegar a creer
en el corazón de una divinidad
aunque ella no te piense,
no te escriba, no te bese.

Pero te puedes llegar a engañar
porque perderás un tren con
la oportunidad de volar.

Puedes llegar a creerme
y abrazarme otra vez.

Pero entonces
tus principios
se morirían,
¿no es cierto?

Puedo llegar a recordar
cada beso que logré recaudar
con tus labios ardiendo
con mis dientes, relucientes,
te dibujo rasgos nuevos.

Pero me puedo llegar a morir
si, cada vez que quiero vivir
tengo que pensar en todo lo
que pudimos ser juntos
y lo que, al final,

me tocó hacer: estar sin ti.

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