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domingo, 16 de febrero de 2014

Eviliann

He cerrado los ojos
y me he visto
en un espejo.

No he salido huyendo
a pesar de que mi rostro
era totalmente negro.

Unos ojos salían
de mis anteriores cuencas
con sangre en el río de ellos.

La boca coloreada
con fuego congelado
y las garras andando.

Andando, buscando
mi alma para llevarla
de la mano.

No he salido huyendo
a pesar de que él
soy yo.

No he salido huyendo
porque él es yo
y los dos somos uno.

No hay dos sino uno,
es por eso que siempre
hemos vivido juntos.

Ahora, aquí sentado,
estoy preparado
para hablar con él.

He creado un tratado de paz
y le he explicado con insistencia
que no soy de él.

Que ni él es mío,
que los dos estamos unidos
que debemos seguir siendo amigos.

Y voy de tres en tres
porque no solo somos dos
juntos, haremos el bien.

Pero tenemos que dialogar,
amigo, conversar, enemigo,
sé sincero, le digo.

Él me quiere solo para mí
y yo me quiero solo para
ellas. Y ellos.

¿Pelear? Eso no sirve
para nada; ya lo has visto,
ella ha sufrido tu ira.

Y no se ha ido
O sí, me comenta él.
Silénciate, amigo mío.

No te vas a separar de mí
le digo yo. Tú me haces
así, y yo también.

Vámonos
de esta habitación
al espacio exterior.

Eviliann, no te separes.
Juntos, domaremos este cuerpo

y lo haremos rey de nadies.

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