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sábado, 4 de abril de 2015

No espero nada

       No pasa nada si ya no te das una vuelta por mis tierras. Si ya no la ves con los ojos de antaño, si ya no la tocas con la esperanza de que tu corazón palpitara con una intensidad latente, desconocida a ti. No te preocupes, comprendo tus mensajes. No hace falta que me escribas nada más. Deja las disculpas a un lado, a mi lado, con las maletas donde quedé anclado, viéndote marchar, sonriendo. No te preocupes, comprendo tus mensajes. ¿Está lloviendo? No lluevas. No amargues a este sol que, aunque se va, creo que piensa volver. ¿Me prometes que no volverás? Gracias. Ahora, estas tierras serán inhóspitas, porque seré yo el único que las habite. Y el resto de los metros cuadrados saldrán ardiendo conmigo dentro, para no tener que encender alertas internacionales. ¿Qué fue de los emperadores negros que vieron mi viaje antes que nadie? Ahora les rendiré culto en mi páramo.

       No te preocupes, comprendo tus mensajes. Ya no habrá estorbo ni madera, ningún faro ni lunas llenas. El sol gobernará allá donde alcance tu camino. Qué será de mí es algo que ni yo me planteo, por si te preguntas. No espero nada.

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