He perdido el sueño
mi cama está fría y no la siento
lo siento, no debí hacerlo, ¿no?
No me arrepiento, tengo tus sesos
guardados en el cajón, junto al ropero
donde tus ropas cuelgan junto a tu
cuerpo
la sangre está helada como el
sentimiento
que me regalabas todas las noches de
madrugada
tenía que decirlo, enana, estás
acabada, ¿no es cierto
que cuelgas de una percha? Mírate
bien, pequeña
quedas al lado de los restos que leías
a pierna suelta
tengo la certeza de que tu cabeza está
colada por mí,
me equivoqué al fin, quise decir
colgada, ¿no es así?
Te balanceas de ropero en ropero
buscando un guante
de cuero con el que tocarte los pechos
y, sin embargo,
¿cuál es tu sorpresa? No hay sombrero
que tape
toda la poca vergüenza que usaste para
intentar dejarme
y, bueno, ahora las cosas están un
poco cambiadas, las tornas
han girado cosa mala, y tu sangre me
bebo en esta copa
de cera hasta que cero líquido queda,
liquidé tus pensamientos
con palabras cerradas y con tinta, no
me arrepiento
lo dije de nuevo, ¿no? Lo siento, ¿no?
No sé lo que pienso,
¿eh? Sé lo que escribo aunque lo
repito, no me arrepiento,
¿uh? Volví de nuevo, ¿ah? Estoy
quebrado por dentro,
por fuera lo escondo con arte y con
cemento, tienes
chispa, no quiero fumarte, te prenderé
fuego antes de marcharme.
He perdido el sueño
y mis ojos buscan tus besos
los dejaste en el aire en busca
de un cazador ágil y primero
los guardabas para mí, al final
se escaparon sin mí, ellos,
los versos y tus sentimientos
apagados quedan tras el cigarro
que el viento moldea con su brisa,
despacio, me siento incómodo
y me agarro todo lo que puedo
a este sillón caro y barato
como el amor que me dabas
como las caricias que te entregaba.
La lógica me ayuda a decidir
qué tengo que decir cuando
el papel en frente mía se planta
sin avisar, sin luces y sin campanas
solo un poco de tinta extraña
negra y viscosa se adhiere
a la pluma alevosa, cometer un crimen
quiere y yo se lo impido, no lo
nieguen,
si fuera por ella todos moriríamos
ahogados
a la intemperie, por eso rezo todos los
días
para comprobar que Dios sigue en mi
tinta
y que las mujeres que busco
no se rindan ante mi simple melodía
quiero que rebusquen en mi alma que,
podrida
aún tiene más que ofrecer que la de
todos estos
que, día tras día, se postulan para
tener sexo extraño
vacío y sin guía, sin vida, sin rima,
en fila todos
firmando un papel sin vistas en el
blanco, más bien
se van concentrando en lo que te harían
si,
como yo, conquistasen tu mente para
toda la vida,
beso por verso, todos los días.
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