En lo silencioso de la noche, el
crujido que la madera hace con nuestro paso me despierta dentro de mí, pensando
en el sueño del futuro que vi. No puedo parar, siempre quiero seguir, no hay
límite en la frontera. Una voluta espectral separa nuestros cuerpos. Yacemos
entrelazados con una forma de infinitud plena, buscando un clavo en el que
refugiarnos antes de que todo caiga sobre nosotros. El techo cruje, el espejo
se queja, nuestros brazos se buscan y las almas presentes siguen en contacto.
Es nuestro presente la esfera mágica dibujada por tus labios donde quiero vivir
en mi finita eternidad.