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lunes, 31 de diciembre de 2012

Infancias


Intenté escapar de un abrazo
que no me resultaba demasiado cálido
No, no, era frío, era helado, helador como
esa época donde cae una lluvia congelada por
la tristeza
de verte llorar.

Busqué y busqué en mi pequeño baúl
donde no había demasiado: un triciclo recién estrenado,
una cocina de mentira y unos cuantos muñecos

de acción.

Todo lo que allí se hallaba; nada podía
alegrarla.

Sin embargo, ella, atravesando las cascadas, pudo ver

lo que yo intentaba.
Se dio cuenta de mi amor, y me achuchó

con su fragancia inolvidable

con su atractivo incomprensible

con su sedosa musicalidad

con su valiente fortaleza…





Estas fueron sus armas para conquistar
una tierra yerma.

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