Banner

miércoles, 6 de julio de 2011

Dreams, dreams

Un pueblo, una aldea. Un lugar con una soledad lúgubre e inmensa. Aquello era la población de la zona. Entonces, yo... o quien quiera que fuese, desde lejos, o tal vez el interior de una casa... O tal vez siendo uno de ellos, veo cómo dos personas idénticas se reúnen.

Diría que son gemelos. Son idénticos. Aunque... oh, espera.

Hay una diferencia.

Uno está empezando a brillar como un día soleado de verano en pleno Agosto en la ciudad de Sevilla... El otro está empezando a oscurecer. Tan negro como la inmensa oscuridad que adorna una calle sin iluminación.

Los dos empiezan a hablar. Empiezo a ver aquel lugar desde arriba. Distintas vistas. La muralla, el rio... Y, de repente, soy uno de ellos. Empiezo a luchar contra mi clon. Mi copia. Mi gemelo... Lo que fuese.

Desafortunadamente, si no escribo pronto lo que sueño, suelo olvidar muchos detalles.

Aquella lucha de titanes fue impresionante. Tanto, que uno de nosotros hizo que el río desbordase, que surgiera lava del hielo y que todo aquello cayese encima de aquel pueblo. Nuestro pueblo, quizás... Una terrible sensación de malestar invadió mi cuerpo en aquel momento.

Se apaga la luz.

Se vuelve a encender.

Estoy en una torre. Una torre nueva, construida siglos después de aquel suceso. Sólo reside una anciana en esta torre situada en lo que, tiempo atrás, fue mi pueblo. Estamos mi gemelo oscuro, ella, y yo, alineados en la terraza de la torre, contemplando lo que un día fue... Como si hubiera pasado ayer. Ella nos acogió con una hospitalidad sobrenatural. Nos esperaba.

"¿Podríamos hacer que esto... fuese como debe ser...?" Pregunté. Ella se limitó a mirarme con desdén y suspirar.

"Sabes perfectamente que no."

"No estoy seguro del todo de tal afirmación..." Respondí.

"Deberías. Sabes que fuisteis elegidos para esto. Ahora, otros llegarán para reconstruir."

Mi corazón se hizo trizas. De repente, todo se apaga. Me veo a mi, o, mejor dicho, a mi personaje, en posición fetal... Llorando. Su corazón estaba roto. Seguía brillando, pues era su naturaleza. Pero lloraba. Dolía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.