Con la mirada perdida en la oscuridad
que impregna el campo pagano,
trabajado.
Con los cabellos cayendo como cataratas
calmadas, con la sonrisa demasiado
apagada.
Con sus ojos inyectados en soledad,
con sus manos buscando un clavo
ardiendo.
Con sus piernas juntas y arrecidas,
con suspiros encerrando alegorías.
Con su vida demasiado noche,
con su mirada demasiado día.
Con su grácil caída en la melancolía
con sus trucos fallecidos por reyertas.
Con el oro que impregna de olores
exóticos,
con el frasco pequeño que alimenta
todo.
Con todo esto, yo la vi perdida.
Y no hice nada por sacarla del pozo.
Con todo esto, yo la vi allí,
tiritando.
Y no hice nada por encender una fogata.
Con todo esto, yo la perdí en un
instante.
Y no hizo nada por recuperarme.
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