Te sigo leyendo
todos los días
y por cada uno de ellos
voy pensando en qué haría
él sin mi presencia literaria.
Eres el faro que,
habiéndose encendido
ya no gira. No te has apagado
porque sigues tú solita.
Pero ya no me miras.
El caos y la confusión
se han apoderado de tus palabras
ya no sabes qué hacer para
ocultar nada. Te has vuelto
algo cuando podrías haber sido
mucho más que nada.
Y yo, que intenté empujarte
me siento
decepcionado. Pensé
que valdría algo más la pena
todos estos daños causados
por la tinta impresa.
Pude ser tu excepción pero
te quedaste
con lo de fuera.
No quisiste navegar mar adentro
porque en la orilla vislumbraste
pero pequeña, no giraste
para verme, no lo quisiste,
y ahora te has quedado estática
sin mirarme.
Y aquí, me pregunto yo,
¿Qué
carajo hablas?
Porque
tu pensamiento anterior
se
bate en cruzada con tu exterior
y en
mi interior
todo
acaba con una palabra: perplejo.
Mírate
al espejo y verás que
tu
pensamiento te llevará lejos
pero
solo recto, misteria.
Solo
recto...
Y es
una pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.