Hablo con personas pasadas.
Con personas que, hace unos días,
estaba ida y, ahora, está vuelta.
Vuelvo, y, girando, me encuentro
con los mismos ojos de antaño.
Hablo con personas
que siguen vivas.
Y no me tienen.
Y me echan de más
y por eso no abren
sus dedos.
Hablo, y el aire ni me responde
porque tus labios se han esfumado
y mis sueños se han marchado
tras ese trasero que se bambolea
y sigo soñando.
Bésame cuando regreses
de mientras, no me prometas
echadas de menos, porque
tus silencios en el aire
son más peligrosos que
tus rasgaduras en mi espalda.
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