Diez
del 10 del dos mil diez
volvemos
a vernos otra vez
la
misma tipografía, sobria
y
fina, deseando tocar la
melodía
con melancolía
vuelves
a la carga con
una
espalda más recargada
aunque
ahora dices que has cambiado
que
la madurez vas alcanzando
y
yo sonrío y pienso
“Miénteme
de nuevo. Quiero
que
la pícara me vuelva
a
hacer daño.”
Sacudo
mi cabeza, me quito
las
pelusas de no pensar en ti
y
me pregunto qué darte
para
que sonrías al recordarme
al
menos mi nombre
aunque
tantos otros conozcas
aunque
a tantos otros como yo les hables.
Mírame
aquí, otro año más
vengo
a felicitarte por tu día
y
ha cambiado algo, ya no es como antes
me
lo dijiste: “ya no soy la de ayer
no
actúo, ¡vivo! ¡Cree lo que te digo!”
Sonreí,
más feliz que ayer y menos que mañana
yo
te aprecio más de lo que piensas
y
puedo estar, si quieres, para oír
todos
tus lamentos y alegrías
incluso
las penas puedo recitarte
e
intentar convertirlas en sonrisas.
Que
yo exagero
que
me salgo del papel
que
soy extraño y que, aún así
sigas
aquí. Es algo que valoro
me
importa e intento pagarlo
porque
creo que te lo mereces.
Reina
de mis letras
musa
de mis versos
de
mi platónico pensamiento emperatriz
si
te vas, al menos sonríe y sé feliz, Beatriz.
Y
no te preocupes por mí, yo estoy encantando
de
estar aquí, escribiendo para tu día y pasar
a
la siguiente página, blanca, donde poder componer
las
más bellas palabras al pensar en ti.
Y
que cumplas muchos más.
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