Hola a todos y a todas
en especial a vosotras,
personas, ¿os sentís? Os llamo
a todas aquí y ahora, quiero hacer
un llamado especial en esta pequeña
hoja
tengo que decir un par de cosas.
Loco. Así me siento cuando miro
algunos ojos, unos negros y otros
rojos,
de vez en cuando mieles y otras veces
verdes
rara vez grises, todos me tienen loco.
No te acerques, mocoso, soy un peligro,
estoy desvariando y el espectáculo ha
dado
comienzo, he perdido todos los nervios,
no eran pocos, y ahora relato novelas
para cortos
e intensos, mis lectores tienen que ser
ingenuos
siguen buscando la felicidad en algunos
versos
cuando yo la reniego: “aquí no
entras, ni tú
ni tus vasallos, deja a esperanza y a
ilusión
fuera del carro, lo siento, sé que soy
malo”
Tiendo a resolver esquemas de la manera
más personal, entiendo que mis formas
no sean
las más adecuadas, pero déjame, nena,
solo
en soledad quiero perecer antes de que
así me encuentres,
recostado en un sofá con dos lápices
nuevos
una cerveza entera y una libreta ya
vieja
y no por su uso, más bien por su
tumulto
el causado por el pasar del tiempo ante
mi muro.
Cuál es el límite, la línea que
tengo que cruzar
para ver, por fin, que todo esto no ha
hecho más
que empezar.
Paranoico. Así pienso cuando trato
de ustedes, me agarro a clavos
ardiendo,
me enfrío y ellos siguen quemando mis
tedios,
a pesar de todo sigo aburrido, ¿qué
pena me espera
en el cielo? Dios no me tiene preparado
un buen
recibimiento, controversia en mi cabeza
cuando
os veo a todos andar de la mano, es mi
lógica,
mi caos es un orden de avispa, negra y
amarilla.
Lo que tengo claro es que la rima es
asesina,
se encarga de mis líneas a las mil
maravillas
por eso intento evitarla, pero mira, no
se quita
de en medio, la dejo viva para que,
niña,
tus lágrimas puedas encadenar mientras
estés lista
y atenta: me tengo que ir y no volvería
aunque me diesen el diccionario entero
en mi cabecita
¿la he forzado? Al menos es lo único
que violaría
no soy de esos, yo quiero sólo tu amor
eterno, pincha,
ya no duele, ya no siento, lo que me
interesa está en la lejanía
y prefiero andar despacio a tropezarme,
me gusta girar
poco, por eso aquí doy todas las
vueltas que puedo
tengo la sensación de que estoy loco,
me encojo,
no me controlo, ahora cojan estos
versos y repítanlos:
Cuál es el límite, la línea que
tengo que cruzar
para ver, por fin, que todo esto no ha
hecho más
que empezar.
Sin sentido. Así os leo, así os veo.
Soy así de amable, y no lo siento.
No un ápice. Para nada, amigos.
Interpreten todas mis letras
por separado, tal vez encuentren
raíces inventadas para los
investigadores, inviertan su tiempo
en mi investigación, no encontrarán
respuestas invertidas, simplemente
serán jeroglíficos en vida.
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