¿Ves esta baranda?
Sáltala, pequeña,
no tiene misterios
¿te da miedo?
Es el futuro lo que te aguarda.
¿Puedes agarrarte? Hazlo fuerte,
agarrarte también, piensa despacio,
ciérralos, es el momento adecuado,
es seguro, salta.
Abajo te hallas, ten en cuenta
que el camino es uno y los desvíos
muchos, las tentaciones demasiadas,
el objetivo, único.
Que las muchas curvas y vueltas
no te hagan desvanecerte. Protégete
bien del frío con armaduras de metal
bien duro, resistente a las balas del
armamento mortal.
¿Ves la oscuridad?
Al fondo crees que te espera.
El fuego de la carretera tiene
otro origen, comparten objetivos
sin embargo: acércate, aunque
temerosa te halles, tiembla,
pero no beses el suelo, písalo,
puedes llegar al final, el principio
es infinito abismal al principio,
pero con unos pasos verás que el
precipicio
no es más que la ilusión creada por
tus amigos
espías incontrolables, frío a tu
alrededor y en ellos
late, se inyectan hacia fuera
invisibles y, a pesar de todo,
arden.
¿Puedes ponerte en pie? No ha llegado
tu final
pero te has pasado un par de techos que
tal vez
no merecieran la pena admirar, a pesar
de todo,
fíjate en los demás, ¿hay alguno
coral?
Bajo el mar de esperanza, ¿qué se
halla?
La tentación, que no la esquivas,
porque te da
caza, déjala estar, es un misterio
atractivo pero
peligroso dado tu estado de ánimo,
sigue tu camino,
no está predeterminado, hazlo tú
misma con lápices alpinos.
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