El águila que todo lo ve,
vuela raso, el cielo
se ha aplacado, sus rayos
ya no caen furiosos
y su vuelo se eleva
tranquilo, los pájaros a su lado
se relajan, se les ve calmados.
La tormenta fue dura y ligera
pasó por su lado en momentos clave
y se atreve a informarse diciendo
dónde están las llaves. Ah...
Alas que ya se forman con fuego
en su alma, el aliento frío, la brisa
calmada, el verdor de la menta
arrancada a tirones.
Dónde posará sus garras este águila
no saben confirmarlo, pero aseguran
que su próxima presa estará muerta
por dentro, la quiere fácil y que
alimente.
El águila que no ve tanto
vuela alto, el cielo
se ha abierto en canal,
su sol ilumina el camino
hay varias elecciones y
durante el viaje
escoge el que más ardiente
le parezca.
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