Banner

domingo, 29 de marzo de 2015

Un paraíso personal

Viajando sentado —me dijeron— es como crecen las amistades del corazón y las conexiones neuronales. Hace tiempo que seguí este consejo vagamente, con las últimas luces de enero, siendo un domingo bien temprano. Con las bolsas cargadas al hombro, y los libros buscando reposo, zarpé hacia un abismo de sabia ignorancia, retirado hasta la llamada tintineante. Qué gran verdad, ahora que lo pienso, mientras intento decírtelo, aquello que me contaste aquí. Las sillas siguen desordenadas, los libros campan a sus anchas, y las chanclas las hemos perdido mientras nos leíamos. La tinta se nos derrama, abruma la densidad entre las líneas, respiramos el aroma del paraíso lejano. El exotismo está en nuestras manos, solo hay que señalarlo con nuestros labios imaginados.

       Pero tuve que marcharme. La guerra siempre llama a tu puerta cuando menos te lo esperas, y no te puedes quedar sentado. Ella quiso acompañarme, pero yo se lo impedí. Necesitas vivir por los dos, yo seré tu vanguardia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.