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viernes, 7 de septiembre de 2012

Rendevouz


Un día cualquiera se iba a convertir en un día inesperado. Algo así.
         Mientras mi humeante chocolate parecía enfriarse poco a poco, mi amena lectura seguía pendiendo de un hilo. La cosa se estaba poniendo tensa, y no me gustaba un pelo el cariz que estaba tomando la historia. A punto de dejar de lado la lectura, todo dio un giro de tuercas inesperado y me enganché de nuevo. Algo familiar.
         Aunque, por desgracia, no iba a poder seguir con esta vuelta a la tortilla.
         Una preciosa chica se sentó en mi mesa. Y digo mía porque ya era habitual mi estancia por aquel  bar y todos respetaban el hecho de que quisiera estar solo. Pero ella no. Ella invadió mi terreno, mientras esa mirada envenenada me recorría y su sonrisa se iba torciendo cada vez más.
         -No esperaba verte por aquí…
         -¿La conozco de algo?
         -Oh, ¿ya no recuerdas? Y tú dijiste que te dejaría una marca de fuego… Pobre de mí.
         Reí para mis adentros. Ella había vuelto. Desde aquel 28 de Diciembre no había vuelto a saber nada de ella –por suerte-. Y ahora, había vuelto. Obviamente, no me pregunté por qué. Es la pregunta más estúpida que uno se puede preguntar cuando trata con ella.
         -Has cambiado muchísimo… pero, a pesar de no haberte visto nunca en persona, hay algo que… permanece.
         -Suele pasar.
         -No estás muy hablador, ¿eh? Con lo que te gustaba hablar por aquellos días…
         -Tal y como viene, se va.
         -Tú y tus mensajes encriptados… todo un dolor de cabeza. Pero he cambiado.
         -¿Tú? ¿Cambiar? No me hagas reír, no me gustaría perder el hilo de la historia.
         -No lo perderás. Sabes que nunca lo perderás, nunca lo perdiste…
         -Por desgracia. Pero todos cometemos errores. Y me encanta aprender de ellos.
         -Me recuerdas a un chaval que conocí hace mucho tiempo… era distinto a los demás. Siempre con sus historias… sus estupideces, sus raros gustos… Siempre me gustó. En muchos sentidos, digo. Sólo que… no sé. Tal vez lo ponía demasiado fácil. Y tú tienes algo de él, ¿sabes? Eres como… una versión mejorada.
         -Para todo hay una oportunidad. Es un tren que viene y nunca vuelve a pasar. Aunque todo depende del conductor.
         -Sí…
         -Una versión mejorada. Sigues con tu extrema racionalización. Deberías saber que no todos los humanos son cáscaras vacías y muertas.
         -Él no lo era… pero…
         -Pero tú sí.
         Su sonrisa no había cambiado nada. La verdad es que ella, en conjunto, no había cambiado. Seguía siendo la serpiente que conocí en su día. Había crecido y tenía aún más curvas.
         El invierno  estaba sobre nosotros, mientras nosotros estábamos refugiándonos de él.
         -28 de Diciembre… ¿cuántos años hace ya?
         -Una época termina y comienza otra.

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