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sábado, 4 de febrero de 2012


Desdela salida de la reunión
laslágrimas de sudor me abrasaban
desdeque entré al ascensor
lapasión me quemaba.

Y,si ella estaba ahí
esperándome
ruedaFortuna me acarició
peroella, oh
ellame cogió,
encadenó,
parano soltarme
hastadejarme sin aliento.

¡Grandesfueron los besos!
¡Apasionadoslos roces de sus labios!
¡Increíblesu lasciva mirada!
Siempre controlada
¡Siyo les contara
ala cárcel iría
nopor estupidez, ni siquiera
porira!
Lacensura nos ata, también mata
yasesina.

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