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martes, 24 de enero de 2012

PokeR


Intenté hablar contigo con las cartaspuestas sobre la mesa, te negaste a recitar cualquier poema, incluso tararearnuestra canción. La luz que señalaba mi mano estaba a punto de caer, deapagarse, pues el cable estaba carcomido. Como tú, como yo, como tú y yo.

         Rechazaste mi mano, lo dejaste todo enel suelo, y saliste corriendo, huyendo de mi corazón y mis sentimientos. Nuncaentendí tu por qué, porque nunca tuvo sentido. Nunca lo tendrá, nunca obtendrásel beneficio de todo esto. ¿Qué pensabas ganarte? ¿Mi odio? El gris es un colorprecioso.


Tú eras oro. Mijoya, mi joya preciosa, mi reliquia, mi amuleto.
Y te fuiste.
Me dejaste.
Huiste.
Escapaste.
Rehuías mimirada, mi mano, mis cartas.
El As bajo lamanga.

La habitaciónseguía gris
tras tantotiempo, tras tantos años
aún recuerdo elolor de tu perfume, preferido
regalo mío
siemprete quise, pequeña…

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