Tengo
un revólver dorado
lleno
de espigas negras.
Tengo
el techo a mi lado
y a
tus canas revueltas.
Tengo
tu pelo enmarañado
enredado
entre mis piernas.
Tengo
tu sonrisa impregnada
en el
cuello cerebral.
Tengo
tus labios mojados
entre
mi abismo bucal.
Tengo
el miedo controlado
y la
mentira, dominada.
Tengo
un domingo ahorcado
y tú
un lunes de reina.
Tengo
un revólver plateado
cargado
con tinta divina.
Tengo
un lápiz marcado
como
peligro de extinción.
Tengo
un universo lleno
vacío
por tu ausencia.
Tengo
dedos mágicos
y
tú me haces magia.
Tengo
todo lo que te he contado
pero
no lo tengo todo.
Tengo
la necesidad de tenerte
sin
tenerte, porque así, al verte,
abro
los ojos, y el no encontrarte
en
estas sábanas me tiene loco.
Tengo
un gusto por esta cordura
que
pende de un hilo.
Tengo
una última bala.
¿Será
mi último tiro?
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