Han
reinventado el daño de las purgas
con
el agua sagrada invisible
han
tapado los ojos, no los mire,
que
el fuego daña, y eso, dura.
Adquirieron
el verso con soltura
aquellos
que cabalgan y se ríen
tristeza
que me entra incomprensible
al
verles ir, esta queda profunda.
No
me llamen poeta, yo suplico.
Que
no entiendo de besos ni esperas
ni
siquiera sé contar estos versos.
El
río suena y yo me humillo.
So
pena de muerte, no te nos mueras;
quedé
arriba. Lo verás con tiempo.
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