Siento
que estás a mi vera
cuidando
de mí de veras
con
la certeza y la verdad
de
mi sentir te miro
y
hallo en ti el olvido
de
mi tristeza postrera
con
tus manos, ya no recuerdo
las
lágrimas que diluviaban
en
mis mejillas,
en
mi espalda
ahora
descansas tras noches
largas.
Y cómo
te
quiero, tú bien
no
lo sabes.
Bebo
y
respiro
tus
despertares.
Te
amo sin motivo
aparente,
pero parece
que
eres tú la indicada
para
cuidarme.
Y
qué alegría
verte
todos los días
con
los ojos cerrados
respirando,
suave y fina:
y
la piel de gallina.
¿Cuál
es la apariencia
de
un alma amante y querida?
Dibújame
tú, fotógrafa
de
cielos retorcidos
con
el viento soplándole
al
olvido de la sonrisa
llévame
tú en tu falda
huracanada
hacia el horizonte
que
contenga las nubes más azuladas.
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