Las cavernas se echan a llorar
por arriba y por abajo
al verte marchar
con el eco de tus pasos sonando.
La avispa sigue viajando
en busca de tu perfume dorado
y yo la acojo en mi mano
me pica y me deja claro
que te has marchado.
El pájaro que alza el vuelo
en busca de una nube que le cante.
El ave que caza sin suero
en busca de un suelo donde
despedazarle.
Y tú, con tus andares, me has
perfumado.
Con las lágrimas de mi canto te he
pinchado
y ahora te desangras en el suelo, y
quieres
que me eche contigo y que veamos las
estrellas
que son el suero de tu cielo, que son
las guías
de nuestro sentimiento.
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