En lo silencioso de la noche, el
crujido que la madera hace con nuestro paso me despierta dentro de mí, pensando
en el sueño del futuro que vi. No puedo parar, siempre quiero seguir, no hay
límite en la frontera. Una voluta espectral separa nuestros cuerpos. Yacemos
entrelazados con una forma de infinitud plena, buscando un clavo en el que
refugiarnos antes de que todo caiga sobre nosotros. El techo cruje, el espejo
se queja, nuestros brazos se buscan y las almas presentes siguen en contacto.
Es nuestro presente la esfera mágica dibujada por tus labios donde quiero vivir
en mi finita eternidad.
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lunes, 13 de octubre de 2014
sábado, 27 de septiembre de 2014
Perdido en aguas turbias
Perdido en
aguas turbias
mi alma
anda en pena
con las
lágrimas rodando
dejo de
sentirla; muerta
por estas
tersas, profundas
me voy
guiando, sus huellas
perdido en aguas turbias
mi alma anda en pena.
No le
hallan paz en fórmulas
él sigue
tumbado y quiérela
con las lágrimas rodando
dejo de sentirla; muerta.
Tras la ecüación
rota
de soledad
su cabeza
llena; y de
miedos falsos
su
oscuridad alienta.
Perdido en aguas turbias
mi alma anda en pena
con las lágrimas rodando
dejo de sentirla; muerta,
dándola ya
por perdida
retorna su
existencia
por las
lágrimas quemado
ardo el
llanto y la pena.
lunes, 25 de agosto de 2014
Secundario
Un paseo bajo la lluvia
o un paseo soleado.
Aquí, depende.
Dos botellas de agua
en lugar de una.
Imprescindible.
Secundario.
Usar dos servilletas
exprimir una.
Imprescindible.
Secundario.
Abrazar al enemigo
derrotarle.
Imprescindible.
Secundario.
Yo.
Tú.
Imprescindible.
Secundario.
Abandonad_.
Complet_.
Imprescindible.
Secundario.
Rutinas interiorizadas
Vagar.
Ver.
Revivir.
Saborear.
Disfrutar.
Morir.
Revivir.
Morir.
Revivir.
Remorir.
Vivir.
Oxidar.
Morir.
Agonizar.
Sufrir.
Revivir.
Flotar.
Caer.
Morir.
Agonizar.
Suicidar.
¿Revivir?
Morir.
Agonizar.
Terminar.
domingo, 24 de agosto de 2014
Un solitario árbol en Agosto
Hoy salgo a escena, imparable
sin contar mis pasos, no sonrío
a nadie, las lágrimas dentro se pudren
y, poco a poco, voy muriendo.
Con cada roce de mi cuerpo con
el agua que guardo dentro, voy
sufriendo. Retrasar lo inevitable
no quiero, solo déjenme cerrar los ojos.
Y abro la puerta que me lleve
al otro lado, pero es un sueño
y, de nuevo, me levanto…
Rutina asesina que retoca mi mente
se lleva la esperanza y me miente
me engaño a mí mismo con la muerte.
domingo, 10 de agosto de 2014
El mismo dolor
Cuando el camino se hace eterno. Cuando el sol deja de imponer su ley y se deja arrastrar al fin del mundo, o tal vez al paraíso, tú eso no lo sabes, y no lo sabrás nunca, porque tus rodillas han echado raíces. Cuando tus ojos ya no representan ni una chispa de paz, de armonía, de esperanza. Cuando todo aquello que apreciabas se ha ido por la puerta de atrás o, simplemente, ha tenido que dejarte porque eras un lastre.
Un lastre... Eso es. Así es como te sientes ahora mismo. Una carga. Para todos. Para ella, que te quiere, te soporta y te ama. Para ellos, que te sustentan, eres su vida. Para aquellos a los que, de vez en cuando, y tú sin entenderlo, les sacas sonrisas. No sabes por qué, incluso, tal vez, les alegres el día, o la mañana, o la tarde.
Aun así, eres un lastre. Una carga. Pesada y voluminosa, tú mismo te quieres desprender de ti. ¿Y qué hacer en esa situación?
Cantar.
viernes, 8 de agosto de 2014
Confesiones de un cascarón inútil
Desgarrado carmesí y azur corazón por la pura maldad que corre, viscosa, hacia el centro de todo. Se suceden las pesadillas en carne viva, el drama y la comedia de uno mismo, el beso que esperas sentado en un precipicio, con la soga al cuello. Y así es el interior de un cascarón que se pudrió a sí mismo, ayudado de su mente hueca, donde las oscuras venas todo lo habían abarcado. De principio a fin, de cabeza a pies, destrozando cualquier rasgo de cordura presente. Así se fue.
Vaga por ningún corazón, pues no está a salvo en ningún recuerdo. Todos le borraron, siguieron. Él vaga, perdido. Y ellos saltan como chiquillos inocentes que miran pero no ven la televisión, donde sus padres yacen henchidos de vergüenza ajena.
Qué haría mal aquel pobre muchacho que yo solo recuerdo, nadie lo sabe. Tampoco él sabe lo mucho que siempre le aprecié, pero qué más da, como él mismo diría. Nadie lo mató, pero tampoco fue un suicidio. Se volvió contra sí mismo.
Vaga por ningún corazón, pues no está a salvo en ningún recuerdo. Todos le borraron, siguieron. Él vaga, perdido. Y ellos saltan como chiquillos inocentes que miran pero no ven la televisión, donde sus padres yacen henchidos de vergüenza ajena.
Qué haría mal aquel pobre muchacho que yo solo recuerdo, nadie lo sabe. Tampoco él sabe lo mucho que siempre le aprecié, pero qué más da, como él mismo diría. Nadie lo mató, pero tampoco fue un suicidio. Se volvió contra sí mismo.
jueves, 31 de julio de 2014
Los cuatro elementos
Dedicado al control
elemental
pasan y pasan los años
volando
junto al frío, el tiempo forzando
a buscar refugio ardiente y
real.
Arrastrándome con cuerpo
frugal
he devuelto a mi pueblo,
ritmando,
las tierras que perdieron, y
vibrando,
me dieron una recepción
brutal.
Aire, mar, fuego lento y
tierra yerma
gracias a mis yemas pueden
danzar.
Oscuro manto, vuelvo a tu
lado.
Ciclos de muerte y gente
enferma
desaparecieron. Desde este
altar
los cuatro elementos quedan
pagados.
lunes, 28 de julio de 2014
A Night full of hope
Dormido con sueños de paz
pintados de esperanza, cual
Sol y Luna reunidos, ya
os veo el aroma inhalar.
¿Sueño de paz? Vaya esperpento.
Disimulan las sombras. Ebrio,
busco formas de luz sin éxito.
Sumido en el sueño profundo,
alcanzo a contemplar el muro
salto y no llego, quedo mudo,
trémulo, inserto mi puño.
Sangre en mi mano se derrite
mis demonios contemplo y ríen:
me muero y nadie se aflige.
Despierto estoy en mi lecho,
abrazado por brazos fieros
en calma, en paz, un frío viento
sosegado mece sus hielos
pierdo el aliento al observarla
orno su cadera con llamas
decoro
perdido en la cama…
martes, 22 de julio de 2014
Fuego innomador
Innovar, innovar, parad.
No sabéis, no podéis jugar.
No es para simple mortal:
oráculo que cumplirá
las órdenes de los antiguos.
Estos versos fueron perdidos
otrora: os toca vivirlos.
Demencial muestra de progreso
donados, simples y complejos
no me regaléis vuestros besos
escuchad y aprendan, ¡atentos!
Arden las mentes a mi paso
cadáveres yacen ahogados
Y mis fogatas arden alto…
Llamas intrincadas y puras
desenroscan mentes y puntas,
apunto con flechas y runas,
disparo y ni se inmutan…
Vacíos cuerpos deambulan
por las calles burdas y sucias
sus cenizas quedan en mi urna.
Madrugar con gusto
Manto oscuro en la noche que
proteges frágil sentimiento
incrustado en este, mi pecho
Vivir ya puedo, sin temer.
Mas te echo mucho de menos
y busco tus brisas en mil ecos
huecos recovecos y huesos.
Escribo y solo puedo amarte,
sea como sea: con estos versos
simples, perdidos en el cielo
que busco, surco tierra, aire.
Los mares que visitaremos
serán congelados al tiempo
que rugirán fieros, ardiendo.
Besos impregnados de bella
gracia, sutil sensualidad
que impregna mi paladar
me hace despertar en guerra.
Nunca detengas tu camino
hasta que desees más frío:
arderemos volando, unidos.
lunes, 21 de julio de 2014
Huir con tu mano entrelazada
Y volar con los tornados
los ojos bien afilados
las alas abiertas
el fuego escapando.
El frío aire congelando
las fauces furiosas
los fuegos falsos
quedaron ahogados.
Aquí yacemos, quemado
y tú levitando
recoges las cenizas
y nace un lazo.
Símbolo de amor,
supervivencia vasta
enorme legado dejado
a las orillas de la montaña.
Llévame lejos
donde pueda amarte
sin tener que ocultarme
a los ojos que nos buscan.
Abrazarte, en tus ojos
navegar hasta ahogarme
en tus alas flotar
hasta a tu alma llegar.
Limbo
Acurrucarme en una esquina y no salir jamás. Jamás
de los jamases. Que el hambre, la sed, el amor, el sexo, el aburrimiento, el
hastío, el lento paso del tiempo, la muerte, ¿la esperanza?, la vida, el óxido,
que todo me sobrepase.
Yo seguiré en mi esquina, acurrucado.
martes, 15 de julio de 2014
Una noche iluminada
Su calor es puro veneno
contemplan las malas lenguas
en decir esto. Y qué es,
sino placer venido de los cielos;
hambre voraz que se encuentra
no da para más, pobre noche.
Y eso es lo que yo ya echaba
de menos
sentirla, el respirar de sus montañas, aliviadas
por la presencia del sol a su lado, iluminando
un camino hecho de baches para superar.
Empiezo a creer
en la reencarnación del Amor en vida:
morir no salía en nuestra guía turística.
Déjala volar, que despliegue
sus alas, pero cuídala de la confusión
atroz que acecha por las calles iluminadas.
Farolas armadas de puñales sangrientos,
tinta que cae gota a gota,
escribimos nuestros pasos,
la Luna llora mientras se despide,
un adiós contemplado en la aurora,
dibujada firmemente bajo los ojos limpios.
jueves, 10 de julio de 2014
Con la esperanza perdida no se debería ir a ninguna parte
Con la esperanza perdida no
se debería ir a ninguna parte.
Incumplir, exagerar
sofocar y sucumbir.
Realizar una catástrofe
con la luna observándote,
clavando su ojo oval
en todas partes,
en toda tu carne.
Salir ardiendo, quemados
los poblados que visité
antaño, buscando tus riendas,
las de tu pelo bañado al sol,
fresco y lleno de primavera.
Sin encontrar consuelo
caí en amor hacia mi abandono
personal.
¡Qué cabezas las vuestras
que buscan sonrisa
donde hay tristeza!
Solo y perdido
Solo y perdido, he intentado
que mis versos suenen aguerridos,
alegres, tal vez felices, pero
la muerte se cebó con ellos.
La muerte del interior,
la peor antes de cerrar
los ojos y descansar
parasiempre.
No puedo con estas cadenas.
Pesan demasiado. ¿Me ayudas?
Estás ahí, a mi lado…
No pasa nada. Peso mis palabras
con las órbitas apagadas, fuera
de cobertura.
Qué más da. No me da. Ni a mí ya…
lunes, 7 de julio de 2014
Acabado
Apagón en
las calles, apagón en la avenida central, apagón en las guaridas, en los
refugios para niños hambrientos, apagón certero, apagón del sol, de la luna y
de su capa protectora, apagón de los volcanes, todos los volcanes conquistados
por el ojo astral, apagón mortal, apagón vital.
Apagado por
el apagón de la vida. Yacen las cabezas en las picas, con las retinas quemadas
gracias al picoteo febril de los cuervos que acechan la cama del rey. Un
garabato al lado del cuaderno donde las letras se derriten por el miedo, la
tristeza, la melancolía, la soledad sombría.
Ni siquiera
es muerte, tampoco es asesinato. Vacío. Limbo corporal, mental. Acabado.
Esperanza
¿Dónde están los negros cuervos
que traen su luz quemada?
Pierdo la esperanza
si no la veo danzar.
Lo único elevado
son las lágrimas con cruz.
Pocas alas así vi
yacen en tumbas
de sacra negrura.
Rodando por la colina
de la tez bruñida
el cobre se vuelve plata
cobro mi contrato
con tus sonrisas.
sábado, 5 de julio de 2014
El amor y sus entresijos
Bajaron la
luna, las estrellas y, con ellas, el manto azabache en busca de su prometida
mujer. Aquella hermosa dama que una vez, no ha demasiado tiempo aún, soñó con
volar con la ayuda de los etéreos céfiros que la perseguían desde que fue capaz
de vislumbrar el polvo ahumado de las sombras. ¿Dónde quedaron todos sus rezos?
Las canicas seguían chocando y produciendo energía suficiente como para
congelar el mundo a sus pies, engendrando un calor que nadie conoció jamás. El frío, el que más quema, arde a través de
mis venas, susurró con la agilidad de unos labios nadando en un mar paradisíaco.
Y el viento transportó el mensaje.
Y ella
esperaba en el bar donde siempre se habían visto el uno al otro, con una bebida
sacada de las selvas tropicales que nunca pensó visitar. La soledad de la fuliginosa
túnica, pintarrajeada con cientos de pequeños astros blancos, era su
protección, su valentía, la melancolía de las noches extremadamente largas.
Subió la
temperatura siete grados. Sacó sus gafas tiznadas.
Una bola
de fuego, chispeante como el crepitar de las llamas en una hoguera solitaria,
lo suficientemente grande como para aportar luz a varias generaciones, se
desplomó del inexistente cielo, ahora reconvertido en limbo vacuo, porque ella
era su cielo. Allí donde estuviese su respiración, él tenía el deber de
entrecortarla el suficiente tiempo como para enfriarse, el tiempo suficiente
como para derretirse aquella.
Y así
doblegaron toda tierra que esos cuatro ojos lograron alcanzar. Y así se bañaron
en todos los mares que estuvieron a su disposición. El amor y sus entresijos.
viernes, 27 de junio de 2014
Pereciendo no es gerundio
Hace ya tiempo
que no me encuentro
ni siquiera mirándome
al espejo.
Me aprisiona una presión
que nace de mí mismo
y se apodera de mi pecho.
¿Qué he hecho?
Busco el camino
pero la luz que me inundó
se ha ido…
No quiero sentirme
tan perdido
no lo puedo evitar
al menos déjame
morir contigo.
Lucho contra mi persona
para sacar esto adelante
tengo un mar que navegar
una batalla donde no fracasar.
¡Dar ejemplo!
O, al menos, ser el faro
poder se puede, créeme
los dos juntos podemos lograrlo.
¡Sin rendición!
Aunque ahora esté cuesta abajo
cayendo con el sol eclipsado
por la densa neblina que rodea
mi mente, mi pecho, mi visión…
¡Encontrémonos juntos al atardecer
de un nuevo día bien pintado!
Ahora, durmamos
antes de que el monstruo
salga de caza.
miércoles, 11 de junio de 2014
Me bajé en la estación adecuada.
Supondré que hay algo mejor después de todo esto.
Que contar mis pasos, en realidad, no sirvió para
nada.
Dejaré entrever el tedio en el que me baño
para comprobar que solo yo debo solucionarlo.
Pero, de vez en cuando, no rechazaría tu compañía.
Esperanza que se derrite y huye entre mis líneas
deformes…
Cansado, dejé de contar.
Empecé a sentir tus pensamientos por mis venas,
me inundas con tus creencias, absorbo y asiento,
selecciono lo mejor para este experimento
que es la vida.
Largo y tendido te escribiré en papel amarillo,
que te recuerde que estamos de paso, pero que con
paso decidido, podemos llegar muy alto.
Busco en un folio en blanco un soplo de aire fresco
porque tú, mi niña, estás perdida
entre esas montañas de árboles que ya han fenecido.
Y como el agua que destilan los ojos por dentro,
así es como hoy me siento, solo, pero entero,
¡siempre entero! Aunque ahora completo
por tus alas, tus gráciles movimientos
me quedo absorto ante tu mirada otoñal
donde la primavera nunca llega, nunca llega…
Ahí te esperaré, sentado delante de la chimenea,
con las zarpas calmadas y la estantería completa
de nuestras andadas.
martes, 3 de junio de 2014
III
Siento su lejanía.
El corazón, apretando.
La mente no rueda…
Mi cabeza se va andando.
Estoy perdido, estoy confuso.
Moribundo.
Hundo mis rodillas,
buscando tu aliento
de fe
en mi espalda… Se eriza
la carga.
Y qué más.
Abandonado en este percal
de lodo, cieno y tinta negra.
Es mi final, el destino.
Morirás solo.
domingo, 1 de junio de 2014
Arena blanca, arena negra
El galgo negruzco no podía
alzarse, elevarse, volar. Pero sí podía correr, galopar, deslizarse por la
tierra, incluso el mar, para llegar. Y qué hice yo sino imitar al sombrío
galgo. La arena me engullía, mientras que el mar me escupía en la cara con sus
largas y saladas olas. ¿Qué hacer, entonces? El galgo infausto me esperaba al
otro lado, donde la arena se teñía de sangre corrupta y las piedras estallaban
inmóviles en el cielo, buscando una estrella que las cobijase. Aquel, ¡aquel
era mi mundo!
Pero no podía cruzar. Aún
no.
La esfera no estaba limpia.
Es más, irónicamente, debía ser blanca para poder teñirse del color elegido, el
color connotativo de lo desfavorable, de lo desafortunado: y que, sin embargo,
era mi hogar preferido. No hay hogar preferido; hay hogar, a secas, y ese era
el elegido.
Al galgo le crecieron los
músculos sobremanera, y mis ojos intentaron hacerse más precisos para sondear a
aquella bestia. Estaba perdiendo el control, y yo nunca lo tuve. Seguía sin
poder cruzar.
Pero la esfera, cada día que
pasaba, era más diáfana. Su cristal dejó de ser turbio, sus cimientos se
derrumbaron por el peso del vacío que contenían.
Y aquí estoy. Andando por
encima del mar, lleno de criaturas terribles que, desde tiempos inmemoriales,
buscaron acercarse y abrazarme. Pero ahora las rechazo con todas mis esferas.
Voy a por ti.
sábado, 31 de mayo de 2014
Los dos
No te quiero hacer girar la
cabeza.
Te puedes hacer daño, mi
pequeña.
No sé hacerte honor,
princesa lúcida
que navegas el aire
y respiras el mar.
Desde las más hondas
entrañas de
este infierno que habito,
—no es dañino,
créelo, aquí tendremos
equilibrio—
enfurezco estos versos tan
ricos
buscando honrarte a
ti, buscando mi alivio.
Cuentan los dioses,
[a ellos agradezco
tu creación]
que planeas con fluidez y sutil
elegancia; no creí hasta que
te vi flotando, ligera, con
tus
alas de agua y arena.
¡Y me enamoré de
ti, mi reina eólica!
Me susurrabas pensamientos y
yo cabalgaba con fuego y
cicatrices
hacia el universo
que compartiste con
esta imperfecta llama.
¡Arder! ¡Congelar! ¡Sentirlo
y vivir!
A tu lado solo quiero estar;
ellos sueñan con ser héroes
los otros vigilan las
puertas de
roble recién talado.
Y tú y yo,
solamente nosotros
dos, enterrados en
amor completo.
Déjame amarte en grito
sepulcral.
jueves, 29 de mayo de 2014
II
He decidido dejar algo
escrito antes de marcharme. No estoy bien, pero no quiero que se preocupen. Las
venas han dejado de latir hace ya mucho tiempo. La sangre sigue parada, el
fuego se ha apagado, el frío cala en mis huesos y mis pies siguen clavados en
la arena del desierto. Nunca supe escribir para complacerles. Nunca supe darme
placer a mí mismo. No, al menos, del todo. Ni siquiera supe darle placer a
ella. Nunca sonreía por mí. Nunca fue feliz a mi lado. Es por eso que me fui, a
buscar algo que me llenase. A buscarme dentro de este vacío abismal que soy, o
fui, si es que lees esto.
He perdido la fe en muchas
cosas a lo largo de las últimas horas. El sol se fue hace poco, aunque yo
siempre fui capaz de mirarle a los ojos, porque yo nunca tuve. Mis cuencas
vacías iluminadas por el fuego abrasador era lo único que tenía ahora en las
manos. No considero que haya perdido el tiempo, pero tampoco creo que esto
llegue a ninguna parte. Como mi viaje. Aquí estoy, moribundo, deseando que la
muerte se apodere de mí y me lleve de una puta vez a descansar a donde quiera
ella. Ella elige. Ella siempre eligió. Y yo acepté. Se los llevó a todos. Y
asentí. No busqué un motivo religioso, un motivo superior a mis conocimientos.
Asentí, porque así ellos ya podrían descansar. Ya no me tendrían que escuchar,
ni ver, ni visitar. Sí que era injusto. Yo me tenía que haber ido antes que
todos ellos y, sin embargo, aquí estoy; el último superviviente, sudando sangre
ennegrecida por mis propios pensamientos a lo largo de los años. Nunca creí,
pero gracias, de verdad.
Y es que hoy ya puedo
afirmar que he muerto. Y estoy feliz. En la ignorancia feliz, donde puedo
retozar libremente sin que nadie se fije en mis roídos zapatos o en mi camiseta
de trotar los mundos. Blando se halla mi cerebro tras tantas peleas, tantas
guerras y tantas cicatrices creadas, marcas de combate conmigo mismo que me llevaron
a la locura desbordada. No te preocupes, amor. Tendrás algo mejor.
Porque no me tendrás a mí.
I
Hay cosas que hacer. Hay
muchas cosas que hacer. Necesito terminar con mi vida porque no puedo incluirte
en la mía. Necesito dormir bajo los árboles que simbolicen mi derrota. Una
derrota criada con cariño y esperanza, con tiempo y alabanzas. Una derrota
disfrazada de victoria empalagosa, llena de gloria y ensueño. He perdido la
batalla contra mí mismo. El gemelo en mi interior tiene, y absorbe, todo el
poder que, algún día, logré imbuirme en mis venas. Por desgracia, supongo.
¿Y qué más da? No me leerán. No me leerá.
No me leerás. Tú, a quien busco cuando golpeo la tinta, la moldeo pensando en
tus curvas infinitas. A ti, que siempre te quiero cerca, tal vez sea demasiado
malo para tu existencia. Una mala influencia, quizás. No me darás esa atención,
esa caricia elevada que me aleje de este rincón, donde moriré atenazado por la
persecución de mi propio espíritu. Es un bucle, es mi perdición esto que se me
cruza por la cabeza y escupo en un idioma que no es el mío. No es cuestión
de ser, era cuestión de pensar… Y ahí es donde me maté. Porque pensé. Y no
fui. Ni para mí, ni para ti.
Mátame. Por favor.
miércoles, 28 de mayo de 2014
Escorpión en el desierto
“De pequeño me
enseñaron a querer ser mayor
de mayor voy
aprender a ser pequeño
y así cuando cometa
otra vez el mismo error
quizás no me
lo tengas tan en cuenta.”
Castrado
como
el perro en celo
castrado
como un perro.
Tirado
en
el desierto
con
mis penas rozándome el pecho
me
muero
sediento
de
algo caliente que me enerve el cerebro.
Castrado
como
el gato saltarín
que
busca una pajarita que engullir.
Me
arrastro
por
tus lagos
de
cisnes impuros y alados
trago
cargo
reviento
por todos lados.
Castrado
muriendo
me
acerco a tu cuerpo,
exploto
tengo
miedo
no
quiero quemarte, mi cielo.
Y
reniego
de
mis principios
apago
la luz
busco
lo oscuro
no
lo niego;
me
quie_o
desaparezco
y me envuelvo
en
cinta magnética… Sin salida.
Escorpión que
pica
y se queda sin
tinta
no hay veneno
ni armas bendecidas.
Es un suicida.
miércoles, 21 de mayo de 2014
Intimidad
¿Sería
capaz de escribir su espalda en mis yemas? No me creo capaz ni de creer en su
existencia. Nunca creí, pero ahora creo. Tengo fe, fe en ella, en su credo, en
el amor que profesa, en esto que siento. Porque yo siempre sentí, lo guardé
bien adentro. Y tú te dejabas ir con el viento. Levemente, tu densa
personalidad, poco a poco, se iba desenvolviendo. Pero, ¿qué es esto? Tu
existencia, ahora creo. Sí, doy fe, lo confieso, y es que te quiero. Nos miran,
se esconden, matorrales que huyen de nuestros pasos, son arrancados por el
huracán ambulante que forman las piernas suaves que deslizas andando. Y yo,
¡qué hago! Pierdo el hilo, la corriente y las fuerzas; me desvanezco ante tus
pies, te adoro cual princesa, ¡no de un reino! ¡No de la tierra! Es mejor el aire
que mueve, esparce y desordena tus cabellos mientras buscas el filo del abismo
en el que posarte, contemplar la vida con ojos brillantes, abiertos, ahora
cerrados, buscando la lágrima negra que entregarte. Ahora, sueña, pequeña. Aún
quedan siete vidas felinas que van de Tierra en Tierra.
Denso...
Quieres ver el cielo
suyo, ¿verdad? Aléjate:
cojamos impulso,
¡ahora! Saltemos
juntos a un manto
oscuro.
Caos.
Perdido.
Sin ilusión
Vagando por
Nubes geométricamente
Variables.
Desemboco
En tus alas
Y alzo el vuelo con tus
hadas
Sin hado dorado, no tengo
Nada claro, sé que muero
Estoy enfermo
Y no quiero
Seguir
Con tinta
Que pierdo
No es
Sangre,
No vivo
De eso.
Busco el sonido
De tus labios
Al separarse
De los míos
Oigo
Tus pasos
Te escapas de entre
Mis brazos.
DENSO…
Roto pero unido
Por el azar del
Hilo
Caído al vacío
Empujado por el fuego
enterrado
La destrucción de la mente
encadenada…
Oliendo el sudor
De dos cuerpos pegados
Con el amor a flor de piel
Y
El
Sexo
Agotado.
domingo, 18 de mayo de 2014
Desaparición
Nada puede salvarme.
La herida gotea.
Se me derrite el alma.
Las paredes se quiebran.
Caigo
me hundo en
el barro.
Frío
es demasiado frío.
Sálvame,
viento.
Tinta pierdo, se cae.
A nado llego al mar.
Oscuras golondrinas
se posan en mi altar.
¿Es esto, princesa de hielo oscuro
todo lo que puedes arrebatarme?
Despójame -> sentir
libérame de esta traidora vida.
El fuego que encendiste
se hace añicos poco a poco, sin
descanso, sin remedio.
Recogí la ropa sucia, pinté
mi alma en tu cuello
desaparecí, atravesé el
techo
de tus imperios
conquistados con esos ojos
que
busco desde este infierno.
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