Solo y perdido, he intentado
que mis versos suenen aguerridos,
alegres, tal vez felices, pero
la muerte se cebó con ellos.
La muerte del interior,
la peor antes de cerrar
los ojos y descansar
parasiempre.
No puedo con estas cadenas.
Pesan demasiado. ¿Me ayudas?
Estás ahí, a mi lado…
No pasa nada. Peso mis palabras
con las órbitas apagadas, fuera
de cobertura.
Qué más da. No me da. Ni a mí ya…
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