Hoy salgo a escena, imparable
sin contar mis pasos, no sonrío
a nadie, las lágrimas dentro se pudren
y, poco a poco, voy muriendo.
Con cada roce de mi cuerpo con
el agua que guardo dentro, voy
sufriendo. Retrasar lo inevitable
no quiero, solo déjenme cerrar los ojos.
Y abro la puerta que me lleve
al otro lado, pero es un sueño
y, de nuevo, me levanto…
Rutina asesina que retoca mi mente
se lleva la esperanza y me miente
me engaño a mí mismo con la muerte.
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