Se me han agotado las palabras
para expresar lo que siento
solo tengo que esperar a que
renazcan
y plasmar lo que tengo dentro
que ya no es tristeza ni
remordimiento
no se equivoquen, simplemente ni
yo sé calificarlo
y, por más que lo intento, no lo
consigo,
me canso y voy andando paso a paso
hasta tocar el suelo, probar el
polvo, arrastrando
todas las emociones que me caben;
están a salvo
en estos papeles que hoy desordeno
para no encontrarlos
quiero que se pudran en un
infierno de uranio
que el fuego se encargue de
purificar lo que mis dedos
no pudieron
llévame lejos, viento, hasta que
el mar quede lejos
ni pueda mirarlo ni pueda oírlo,
chocar contra las piedras
no es algo que de verdad me
entusiasme, y, sin embargo, mira
el tiempo le da la razón a la
ola, porque la piedra
se deshoja, se gasta y queda
maltratada por el paso
del agua por encima de ella, y no
es que el agua
sea mala, ella tiene un trabajo
que hacer, llegar
hasta nuestros cuellos, inundarnos
con su alegría,
ahogarnos en lo que parezca la
perfecta utopía
y aún espero con un café en la
mano
mis poemas, a mi lado, sentados,
mientras son agitados
y toda una vida por delante, llena
de versos para extraños
y desconocidas que aún no vi
pasar al cruzar la esquina,
todos ellos me llevarán a la
tumba
y los enterraré junto a mi
sarcófago
se quedarán dentro de un pequeño
ataúd
donde convivirán conmigo,
encriptados
camposanto será nuestra
salvación, la espero
con los brazos cerrados, porque
estoy escribiendo
lo bien que me siento cuando deseo
lo que nunca logro
un beso, un verso, un rezo, un
escorpio[n],
un abrazo, un lago, una botella de
halagos
procreando amor en tus senos, yo
quiero, ¡yo quiero!
Que tu montaña me eleve hasta los
placeres infinitos
que tumbarme cansado sea el
éxtasis de tu nacimiento
que las estrellas aplaudan por tu
visita a su cielo
que despertar no sea siempre tan
sincero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.