no es tuya
esa pedazo de rubia
que camina bajo el pelirrojo
paladar de las hojas otoñales
no se reinventa, revienta
a las últimas de cambio
qué morena parece ahora
la tostada si la miras
por el lado contrario
al que estabas
sentado
esperando una palabra de bienvenida
no me entiendes, chiquilla
me encariño de prisa, porque no tengo visa
de oro que te compre todo el placer del mundo
por eso quiero disfrutarte hasta matarte
con gemidos que se plasmen como puro arte
en un cuadro lleno de pinturas obscenas que se parte
al verte caminar, tan sensual, desapercibida para los demás
enamorando al hombre que sigue sentado
esperando
el primer paso de su corazón, dé un poco de calor
por favor, paso frío aquí abajo sin ese amor
que enterraste a las primeras de cambio...
Relájate, hombre.
Escribe algo más.
¿Ya está? ¿No hay algo que
decir?
No te preocupes, hermano, lo haré
le diré tantas cosas que
explotaré
implosionaré hacia dentro, moriré
por sus besos, le dedicaré
versos,
serán tersos, estarán serenos,
esperando el velero que se los
lleve
de vuelta a un puerto donde
encajen
para que hagan migas con frailes
y estos expandan la palabra
la quiero hasta el fondo de mi
alma
todos los recovecos se hallan
impregnados
de este mal conocido como amor, y
me amarga
saber que el vacío será mi
correspondencia
será la única que realmente
valga.
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