Con las venas congeladas
el frío azota los huesos
con las cadenas de tus besos
me arrastro por la parada.
Tengo en mi planificación
una semana llena de extremos
y complicación.
Compláceme, mi amor.
Con los zapatos destrozados
y el alma en peregrinación
con los brazos en alto
te pido, aquí, perdón.
La caricia, que por el aire
se desplaza tímidamente
y tus caderas, morena,
me vuelven loco momentáneamente.
A tus pies me tienes
y por ellos me desplazo
en tus ojos tienes la fuente
de todos estos años.
Con las venas congeladas
el vino azota mis órganos.
Con las marionetas controlamos
y desordenamos este sentimiento.
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