Intenté escapar de un abrazo
que no me resultaba demasiado cálido
No, no, era frío, era helado, helador como
esa época donde cae una lluvia congelada por
la tristeza
de verte llorar.
Busqué y busqué en mi pequeño baúl
donde no había demasiado: un triciclo recién
estrenado,
una cocina de mentira y unos cuantos muñecos
de acción.
Todo lo que allí se hallaba; nada podía
alegrarla.
Sin embargo, ella, atravesando las cascadas,
pudo ver
lo que yo intentaba.
Se dio cuenta de mi amor, y me achuchó
con su fragancia inolvidable
con su atractivo incomprensible
con su sedosa musicalidad
con su valiente fortaleza…
Estas fueron sus armas para conquistar
una tierra yerma.
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