El salón está tenue
porque la luz se fue.
Las cáscaras están podridas
porque su interior ya no es.
El silencio estruendoso asalta
el cristal del coche. Salen por la
puerta
dos cadáveres llenos de cerebros
quemados por la intensidad
emocional.
Entran en casa, vuelven del viaje
que les llevó hasta el amanecer
de dos soles y tres lunas
y todo para escapar.
Y todo, renunciando a la poca nada
que poseían. Resultado: muerte
esquiva
dinero perdido, tiempo desaparecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.