Un día cualquiera seiba a convertir en un día inesperado. Algo así.
Mientras mi humeante chocolate parecía enfriarse poco apoco, mi amena lectura seguía pendiendo de un hilo. La cosa se estaba poniendotensa, y no me gustaba un pelo el cariz que estaba tomando la historia. A puntode dejar de lado la lectura, todo dio un giro de tuercas inesperado y meenganché de nuevo. Algo familiar.
Aunque, por desgracia, no iba a poder seguir con esta vueltaa la tortilla.
Una preciosa chica se sentó en mi mesa. Y digo mía porque yaera habitual mi estancia por aquel bar ytodos respetaban el hecho de que quisiera estar solo. Pero ella no. Ellainvadió mi terreno, mientras esa mirada envenenada me recorría y su sonrisa seiba torciendo cada vez más.
-No esperaba verte por aquí…
-¿La conozco de algo?
-Oh, ¿ya no recuerdas? Y tú dijiste que te dejaría una marcade fuego… Pobre de mí.
Reí para mis adentros. Ella había vuelto. Desde aquel 28 deDiciembre no había vuelto a saber nada de ella –por suerte-. Y ahora, habíavuelto. Obviamente, no me pregunté por qué. Es la pregunta más estúpida que unose puede preguntar cuando trata con ella.
-Has cambiado muchísimo… pero, a pesar de no haberte vistonunca en persona, hay algo que… permanece.
-Suele pasar.
-No estás muy hablador, ¿eh? Con lo que te gustaba hablarpor aquellos días…
-Tal y como viene, se va.
-Tú y tus mensajes encriptados… todo un dolor de cabeza.Pero he cambiado.
-¿Tú? ¿Cambiar? No me hagas reír, no me gustaría perder elhilo de la historia.
-No lo perderás. Sabes que nunca lo perderás, nunca loperdiste…
-Por desgracia. Pero todos cometemos errores. Y me encantaaprender de ellos.
-Me recuerdas a un chaval que conocí hace mucho tiempo… eradistinto a los demás. Siempre con sus historias… sus estupideces, sus rarosgustos… Siempre me gustó. En muchos sentidos, digo. Sólo que… no sé. Tal vez loponía demasiado fácil. Y tú tienes algo de él, ¿sabes? Eres como… una versiónmejorada.
-Para todo hay una oportunidad. Es un tren que viene y nuncavuelve a pasar. Aunque todo depende del conductor.
-Sí…
-Una versión mejorada. Sigues con tu extremaracionalización. Deberías saber que no todos los humanos son cáscaras vacías ymuertas.
-Él no lo era… pero…
-Pero tú sí.
Su sonrisa no había cambiado nada. La verdad es que ella, enconjunto, no había cambiado. Seguía siendo la serpiente que conocí en su día.Había crecido y tenía aún más curvas.
El invierno estabasobre nosotros, mientras nosotros estábamos refugiándonos de él.
-28 de Diciembre… ¿cuántos años hace ya?
-Una época termina y comienza otra.
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