El paseo que me tuve que dar hasta llegar al puntode encuentro fue algo efímero. Borrado de mi mente, terminé mis negocios conaquella persona, la cual dijo que no me preocupase por volver dentro de unashoras, ya que ya había llegado.
Seríapor haber hablado con ella el día anterior, sería. Y apareció en mis sueños,con sus ojos cristalinos y transparentes, reveladores de la verdad que ellaconservaba en su caja de sentimientos. Su pelo caía de forma grácil, y todoshubieran quedado embobados a primera vista.
Nola esperaba, sinceramente. Y el paseo que dimos juntos, hablando de anécdotasque nunca han existido –ni dentro ni fuera-, por un escaparate de esperanzas,belleza, viveza y demás cosas que aparenta tener la primavera… Fue totalmenteinesperado.
Yreconfortante. Como si en primera persona fuese.
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