No sabía
que podía importarte
tan poco
que el sol podía dejar de brillar
algún día
y que ese día llegase a mi puerta
y, con su sombra alargada,
sus fauces preparadas, sus garras
afiladas, me pidiese entrar de puntillas
para no hacer demasiado ruido
y gritarme al oído
MUERE DE AMOR
AMOR PODRIDO
EL TIEMPO LO OXIDÓ
DESAPARECE
MUERE
MUERE
MUERE
MUERE
CADÁVER SANGRIENTO DE PASIÓN
SE ACABÓ.
Descansa. Descansa.
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