Os quiero explicar que la vida no
es una cuestión de ira. De suerte o de ironía. La vida no es nada, porque nadie
puede explicar la universalidad del alma. Que si uno llora por dentro no es por
gracia de su arma, que no necesitamos cuentos ni fábulas de codicia, dinero
sucio, ponzoña sana. Tal vez la finalidad de la vida sea morir con la agenda
aplastada… Llena de tareas cotidianas. Que los besos se transformen en algo
indeciso, efímero, que puedan perderse en el soplido de la ventana del
mediodía. Donde la vida nutre de sol a las almas perdidas. Corazón de araña y
dientes retornados, reformen la existencia de estos seres milenarios…
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